Ace Frehley

MNRK Records LP

 

Después de cuatro años, tenemos de vuelta al Hombre del Espacio y eso es siempre una buena, pero polémica noticia. Su último trabajo fue en 2020 con "Origins Vol.2", un álbum solo de covers, por lo que ahora es el turno de su más reciente diamante que tiene por nombre "10,000 Volts" (2024), su octava placa en solitario y su nuevo disco de material

original desde "Spaceman" de 2018. Sin embargo, esta no estuvo exenta de los dichos de Frehley, quien, además de presentar nuevo material, aprovechó de cargar contra sus antiguos y retirados colegas de Kiss, asegurando que “10.000 Volts” haría a Simmons/Stanley “parecer imbéciles”. Y es que conocidos son los dimes y diretes que se han lanzado a lo largo de sus carreras desde la salida del Spaceman, una que bien ha sabido de más altos que bajos. Por ello, es que también afirmó que este sea probablemente el mejor que ha hecho, porque “crear música increíble es la mejor manera de combatir que alguien te menosprecie”.

 

Sea verdad o no, y dejando las declaraciones de lado, la música de Frehley sigue siendo lo que nos convoca en esta ocasión. El álbum fue concebido como un trabajo en conjunto, siendo producido y compuesto por el mismo guitarrista en alianza con el legendario compositor, productor y guitarrista de Trixter, Steve Brown, lo que nos da como resultado un larga duración de nada más que once canciones que rescatan su sonido clásico con un moderno toque en la mezcla con lo que mejor sabe hacer: hard rock, simple, pegadizo y de alto voltaje, enrostrando a todos que aún guarda muchos ases bajo la manga. Y cómo no teniendo aquella explosiva ecuación componiendo codo a codo, que son estampa segura de un alto valor técnico, debido a que la impronta, estructura, composición y letra de Brown son ciertamente las que ayudan al despegue de “10,000 Volts”, como el mismo Frehley confirma.

 

El LP da su bofetada inicial con el primer single que titula esta obra, ‘10,000 Volts’. Este abre con un riff exponencial y demoledor que mantiene un tempo arrogante y descarado, donde resalta sin dudas el solo de Ace, quien hace una fusión de varios guiños a sus solos más recordados y por supuesto, Scot Coogan tras la batería, quien es simplemente sobresaliente. ‘Walking On the Moon’ es la segunda en la lista, y esta hace aún más obvio el sello de Steve Brown, dado que delibera la misma ejecución que su antecesora, es decir, un estribillo catchy, una letra de amor espacial y una buena guitarra danzante, cortesía del Hombre del Espacio. ‘Cosmic Heart’ es el corte más pesado y ochentero, ya que tiene una batería tipo Def Leppard bien compenetrada con las tensas cuerdas que la engalanan y embellecen. ‘Cherry Medicine’, ‘Constantly Cute’ ‘Back Into My Arms Again’ son quizás las secciones más poperas y románticas, si es que se le quiere ver así. Aunque pueden considerarse algo débiles en términos de contenido lírico y tienden a ser un tanto repetitivas, aportan una dulce y pegajosa melodía que está bien para la coherencia del disco.

 

La sexta canción es ‘Fightin’ For Life’, uno de los puntos más fuertes de este trabajo. Musicalmente es sólida, audaz e incendiaria gracias a un aguerrido riff y una proyección vocal que sin dudas sobresale más que sus contrapartes. La letra deja de lado la cursilería y se enfoca en su infancia en el Bronx, cambiando entre diferentes pandillas callejeras. Ya acercándonos al final, nos encontramos con una voz que se siente cansada por el paso de los años, haciendo evidente su ligero respaldo en el autotune que le arrebata su sonido orgánico de antaño. Así se refleja en ‘Blinded’, ‘Up In The Sky’ y en ‘Life Of A Stranger’. No obstante, en defensa de Ace, sigue teniendo intacta su habilidad de narrar a través de la música después de 50 años de experiencia en la industria musical y contando. El instrumental ‘Stratosphere’ da cierre un definitivo que eleva el nivel de la experiencia y la calidad sonora hasta la estratósfera al utilizar el lenguaje que mejor sabe hablar, la guitarra.

 

Ahora para 2024, es en serio alentador ver cómo músicos como Frehley continúan iluminando el camino para las generaciones actuales y pasadas con su estela plateada, puesto que no todos sus contemporáneos han tenido el privilegio de seguir rockeando a los 72 años, y eso se reconoce y valora. La forma en que ha envejecido demuestra dignidad y orgullo de su propio legado, por eso es que cada que puede lo defiende con uñas y dientes, o como en el caso de “10,000 Volts”, entregándonos una ofrenda musical que fusiona lo mejor de su pasado crudo y rockero a un gran nivel. Respeto eterno al hombre espacial.

 

Bárbara Henríquez