Ibaraki: Matt Heafy a un nuevo extremo
Entrevista exclusiva con el líder de Trivium y su proyecto black metal

El líder de Trivium no descansa y este año nos entrega finalmente, junto con su nueva línea de guitarras, el largamente esperado debut de su nuevo proyecto, en donde no solo se adentra en el Black Metal que alguna vez tanto inspiró Ihsahn y Emperor, sino que también expande los límites de dicha corriente aún más allá de lo tradicional.
“Ha sido un proyecto que se estuvo haciendo por 12 años”, es lo primero que nos cuenta Matt Heafy al ser consultado sobre la historia de Ibaraki, su nueva aventura dentro del tan amplio espectro del Metal. El emblemático frontman de Trivium nunca ha ocultado una ferviente pasión por esos sonidos aún más extremos cuyas influencias pueden notarse en su banda principal, y aún así, con el Black Metal mantenía una deuda pendiente, al preparar por mucho tiempo un proyecto de esta índole, en donde además explora su ascendencia japonesa con temáticas fuertemente ligadas a la tierra del sol naciente. Como si fuera poco, pudo darse el lujo de contar con una de sus principales influencias dentro de lo más oscuro y pesado: nada menos que Ihsahn, de Emperor.
“Me encanta el Black Metal desde que tenía 15, así que siempre quise armar un proyecto y grabar un álbum de ese género”, prosigue el guitarrista y cantante, “así que poder haberlo logrado ha sido genial. Tener a Ihsahn como mentor y guía de verdad ayudó a que esto se diera. Lo que tanto me encanta es que, si ves el álbum excluyendo la intro y la outro, todo está en orden cronológico de cuándo se escribió y se grabó, así que ‘Kagutsuchi’ e ‘Ibaraki-D?ji’ son canciones de 2010 - 2011. Cuando lo escuchas, es como una cápsula del tiempo, como si fueran tres o cuatro álbumes de la misma banda, pero a través del tiempo y en un solo trabajo”.
•Ibaraki es una banda con una propuesta vanguardista y tú compusiste prácticamente todo el material, ¿cuán importante son las guitarras Gibson para la propuesta musical de Ibaraki?
-Demasiado. Lo genial es que de hecho ‘Kagutsuchi’ e ‘Ibaraki-D?ji’ se grabaron con los prototipos originales de la Epiphone MKH, y los prototipos que estaban por el 2010, 2011 o 2012 ya no existen, eran los únicos modelos que existían, el 6 y 7, y con ellos hice el álbum, al menos el primer material. Han sido muy importantes. Y lo genial es que “Vengeance Falls”, “Silence in the Snow”, “The Sin and the Sentence”, “What the Dead Men Say” e “In the Court of the Dragon” de Trivium y “Rashomon” de Ibaraki fueron todos grabados estrictamente con mis Epiphone MKH.
•Sobre esto, recientemente anunciaste una nueva colección de guitarras con Epiphone, llamada Matt Heafy Les Paul Custom Origins Collection. ¿Qué nos puedes contar sobre ellas?
-Con estas nuevas guitarras decidimos volver a lo primero con que se me vio, que fue una Les Paul Custom negra en el video de ‘Pull Harder…’, y la Les Paul Supreme blanca en el de ‘Shogun’. Tomé lo que ya consideraba perfecto, la Les Paul Custom, que encuentro que es muy buena y ojalá que sea la de mayor venta en tiempos recientes, y dije ‘¿qué cambios modernos les haría?’. Un nuevo access heel, un cuerpo un poco más ligero, recuerdo que antes se quería que fueran lo más pesadas posible, pero ahora quiero que tengan un cuerpo más liviano, un cuello más delgado, mejores cápsulas, mejor strap lock, para que las personas puedan ponerle una correa más rápidamente y tocar de inmediato de una manera más segura que de costumbre. Creo que se sorprenderán con ellas.
•“Rashomon” es un disco en el que estuviste trabajando por más de una década, ¿por qué tardó tanto en ser publicado?
-No es una característica mía, definitivamente. Cuando encuentro algo que quiero hacer, normalmente lo hago muy rápido, pero siempre con una alta calidad, o sea, cuando juntamos todo, digo que yo lo haré y lo tengo listo en dos semanas, lo mismo con otras colaboraciones y cosas distintas que he hecho. En este caso, no había fecha límite, no había plazo, no estaba comprometido con un sello en un momento ni nada, así que pude tener todo el tiempo del mundo. Cuando el mundo se paró, básicamente tuve aún más tiempo, pero de todas formas ya estaba muy ocupado con Trivium, y acerca de Ibaraki, Ihsahn dijo ‘obviamente no podemos hacer esto juntos en persona’, así que lo hicimos esencialmente a través de programas como Zoom, pero él pudo grabarme en su Home Studio desde el mío, es una tecnología genial, y con ella pudimos sacarlo adelante. Pude tomarme mi tiempo. Cuando Nuclear Blast quería trabajar en esto, estuve muy feliz de contar de nuevo con Monte Connor, el sujeto que fichó a Trivium cuando tenía 18. Dijeron que no había apuro, así que con Ihsahn nos tomamos todo el tiempo necesario, y desde ahí empezamos a crear.
•Ihsahn fue el ingeniero y productor de “Rashomon”, pero además compuso 2 temas y colaboró con un solo de guitarra y con voces adicionales en otros, ¿cuál es la historia de esta alianza tan importante?
-Cuando tenía 15 conocí a Emperor a través de un músico local y amigo mío, Richie Brown, con el que toqué en una banda llamada Mindscar. Me mostró “Emperial Live Ceremony” en la casa de sus padres y me enamoré de Emperor desde entonces. A lo largo de los años siempre he estado interesado en distintas corrientes del Black Metal, siempre apoyando al género. Creo que por 2010 o 2009, mientras estábamos de gira por Europa, vi a un chico de 15 o 16 años con una polera de Emperor, le pedí si le podía sacar una foto para mi blog de viajes y comida, y dijo que sí. Se la mandé a un viejo amigo, Darren Toms, quien ha trabajado con Emperor desde siempre, fue él quien los fichó en Candlelight. Siempre que Darren aparecía en shows de Trivium, me llevaba mucho merchandising de Black Metal, stickers, parches, vinilos, así que sabía que era cercano a Ihsahn. Le dije ‘muéstrale esto a Ihsahn, es genial que las generaciones más jóvenes estén también muy interesadas en Emperor’, y fue el mismo Ihsahn quien respondió. Aproveché esa oportunidad en el momento. Conocía el mindset del Black Metal, y sabía que el sujeto de Trivium no tendría permitido hacer un álbum del género, así que trabajé en algo bajo un seudónimo y se lo envié a Ihsahn, quien dijo ‘es genial, suena a Black Metal clásico’, o algo así. Al mismo tiempo, lanzó “Eremita”, uno de sus álbumes en solitario, y cuando lo escuché, fue como escuchar Black Metal por primera vez de nuevo, pero en el sentido en que estaba haciendo cosas que se supone que no harías en el Black Metal, solos de saxofón, acordes de Jazz, voces limpias. Esos momentos eran esencialmente no Black Metal, y abrieron mi mente una vez más para decir ‘no tengo que hacer lo que dice la tradición’. A nivel personal, la forma en que veo el Black Metal es como una respuesta a hacer siempre lo mismo, una rebelión contra el hecho de que todos hacen lo mismo, pero cuando te apegas a la tradición, te apegas a lo que se te dice que no se te permite hacer, y eso también te deja estancado. Sentí que “Eremita” era una respuesta a aquello, y me hizo repensar todo el proyecto, así que volví a escribir la primera canción con todo esto en mente, y esa canción terminó convirtiéndose en lo que sería ‘Kagutsuchi’. Se la envié a Ihsahn y dijo que nunca había escuchado algo así. Le pregunté si quería producir el álbum, dijo que sí, lo visité en Notodden, me llevó de paseo por las iglesias y los viejos edificios paganos. Discutimos sobre el proyecto y aprendí mucho de él, el resto es esencialmente historia.
•¿Podríamos decir que “Eremita” fue una de las influencias fundamentales para lo que hoy es Ibaraki?
-Mucho. Cuando pude hablar con él sobre lo que yo pensaba que era el Black Metal, me hablaba de que no se trata de esto ni de esto, no es algo que tienes que seguir, es una actitud, y él sintió que esa actitud estaba de verdad presente en este nuevo material que había empezado a escribir. Me ayudó a motivar todo eso, y puedes escucharlo en el resultado final. No tenía un concepto lírico, visual ni total de lo que era el álbum. Al principio el proyecto se llamaba Mrityu, que es vida y muerte en sánscrito. Le decía a Ihsahn un día ‘ojalá fuera escandinavo para hablar de Thor peleando contra Jormungandr en el Ragnarok’, a lo que me respondió ‘mira tu lado japonés’. Nunca había pensado hacer eso para el proyecto paralelo, con Trivium lo habíamos hecho un par de veces, pero no lo había pensado para Mrityu. Cuando lo mencionó, realmente desbloqueó mi mente y decidí dedicarme 100% en eso para este proyecto, así que lo renombré Ibaraki, que es la mascota de Trivium, pero también una antigua historia japonesa de demonios.
•¿Qué opinas de artistas y bandas como Ghostemane, Deafheaven, Mol y Zeal & Ardor, cuyo sonido también busca ir más allá de lo que impone un género?
-Creo que es fantástico, la idea de Ibaraki… he visto a mucha gente dudando si es o no Black Metal, eso es lo que me encanta de todo esto. Me encanta la idea de que el tipo de My Chemical Romance y el de Trivium estén juntos en un álbum de Black Metal, fue algo que rompió cerebros, no podían encontrarle sentido si querían quedarse con la tradición elitista de lo que se supone que tiene que ser el Black Metal, especialmente con ‘R?nin’, ya que si piensas en el género, hay muchos problemas ahí, hay muchos problemas en esa canción, tanto por las letras y por tener a Gerard cantando. También cuenta una historia que podría situarse en Japón, creo que fue algo muy atrevido y arriesgado, pero este proyecto, en el buen sentido de la palabra, fue escrito un 100% por mí y para mí, sin pensar si a alguien le gustaría o no, no era ese el objetivo. Así es como Ihsahn me contó que hace sus álbumes. Nunca piensa en hacer algo controversial, solo hace exactamente lo que quiere, y nunca piensa si gustará al resto.
•En ‘Ronin’ participa Gerard Way, de My Chemical Romance. Su trabajo vocal es bastante distinto al que acostumbra a desarrollar en su banda principal, ¿cómo se gestó la participación de Gerard y por qué quisiste incluirlo en el disco?
-Nos conocimos el 2006, estábamos en una gira por Australia llamada Big Day Out. Con Trivium éramos la única banda de Metal, y ellos eran la banda cabeza de cartel. El promotor sintió que nuestras dos bandas tenían un pensamiento e intereses similares, así que nos juntó para cenar y terminamos hablando de cómics, videojuegos, música, y seguimos en contacto a lo largo de los años. Creo que hace cinco o seis años atrás, me contactó y preguntó ‘¿qué tal tocas en tremolo picking en el Metal extremo?’ Le hice un video tutorial, me dio las gracias, y vi esto como una oportunidad. Le dije ‘mira, he estado trabajando en este proyecto paralelo Black Metal desde hace ya unos años. ¿Te gustaría grabar unas voces?’ ‘Absolutamente’. Nunca lo había escuchado haciendo gritos estilo Black Metal, pero siendo él y yo desconocidos dentro del género buscando entrar, sabía que lo había hecho excelente. De verdad lo hizo. Ha sido genial también verlo apoyar el álbum, My Chemical Romance está tocando en estadios hoy, y hemos hablado de lo bien que le ha ido a ‘R?nin’ e “Ibaraki”, así que es algo genial.
•También cuentas con Nergal de Behemoth en ‘Akumu’. ¿Cómo se dio esta colaboración? ¿Desde el comienzo quisiste tener artistas invitados tan diferentes entre sí como Nergal y Gerard?
-Absolutamente, por algo me encanta tanto, y también por eso Trivium era un concepto tan complicado para algunas personas en un principio. Somos una banda que siempre ha sido muy vocal sobre nuestro amplio rango de influencias. Cuando niño, escuchaba Black Metal satánico y Metalcore cristiano al mismo tiempo, escuchaba My Chemical Romance y Behemoth al mismo tiempo. En un género que es muy exclusivo, especialmente algo como el Black Metal, que es tan segregador contra otros subgéneros, siempre me ha gustado la idea de empujar esos límites. Con Nergal nos conocimos el 2006, “Zos Kia Cultus” fue una gran influencia para “The Crusade”, se lo expliqué y nos hicimos amigos con el paso del tiempo. De hecho estábamos Nergal, Paolo (Gregoletto, bajista) y yo. Pasamos un tiempo en la ciudad natal de Nergal, creo que fue en 2013 o 2014, en un día libre después Graspop. Lo conocí mejor después de una comida, lo mismo con Gerard y también con Ihsahn, cuando estuve en Notodden, me invitó a su casa, preparó comida y vimos Blue Velvet juntos, así que estas tres personas que terminaron involucradas en este trabajo están conectadas a través de la comida, la cual siempre ha sido una gran influencia para mí. He escuchado a personas decir que Anthony Bourdain fue una influencia en este álbum, porque fue él quien, para mí, hizo entretenidas las giras, leer Kitchen Confidential me hacía sentir que esa era mi vida, esencialmente, pero cambiando la palabra comida por mística. Siento que era muy importante para mí. De hecho, quise tener un invitado diferente de alguna banda legendaria de Black Metal en cada álbum, pero mientras lo hacíamos, sentí que sería menos sobre mí y más sobre el género, así que elegí a tres personas que han sido muy importantes para mí, y sus tres bandas han sido influyentes para mí en igual medida. Tal como soy un gran fanático de Emperor, lo soy de My Chemical Romance. Insisto, son cosas muy opuestas que muchos no mencionarían como influencias, y yo creo que eso es lo que hace a este álbum único, y lo que le da sentido a momentos que quizás no lo tendrían. Tener a Nergal gritando en polaco es algo muy interesante dentro de una canción muy extraña, muy compleja. Recuerdo la primera vez que la escuché, pensé que sería una canción muy rara de cantar, y le dije que tendría que ser en polaco. Simplemente se rió y dio en el clavo.
•Este año regresarás a Chile después de una década exacta, presentándote en la versión local del Knotfest. ¿Qué esperas de esa tan esperada visita?
-No puedo creer que haya pasado tanto tiempo. Tenemos algunos de los mejores fans del mundo en Sudamérica, así que estoy ansioso por volver. Obviamente, estoy ansioso por comer, ese será el primer enfoque, pero el show será genial ahora, ya tenemos diez álbumes para armar un set, así que se sentirá corto, pero será un gran regreso, y espero que desde ahí podamos seguir yendo.
Por Luciano González
Colaboración: Mauricio Salazar
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