Freddy Stock: ''El sueño país de Víctor Jara venía desde la espiritualidad'' Conversamos con el autor de "5 Minutos, la vida eterna de Víctor Jara" Viernes, 15 de Septiembre de 2023 Medio siglo se cumple del golpe de estado, y con él uno de sus hechos más sangrientos e impactantes: el asesinato de Víctor Jara. El más reciente lanzamiento de Freddy Stock aborda algunos de los momentos vitales para la formación artística y también, el rescate del cuerpo de uno de los nombres irremplazables de nuestro patrimonio. “Yo tengo la idea de que Víctor Jara era una persona que siempre luchó por los encuentros”, dice en un momento el periodista, autor del flamante “5 Minutos. La Vida Eterna de Víctor Jara. El libro hace un paralelo con instantes importantes del artista, recorriendo su niñez, juventud en Santiago, sus estudios, la pobreza, su período en el teatro -emergiendo como uno de sus más destacados directores-, la música, su compromiso social al ser parte de la Unidad Popular, el amor. Y la muerte. Entre sus páginas, Freddy Stock relata también lo que fue el rescate del cuerpo de Jara, asesinado y lanzado a la calle por los militares un 16 de septiembre. Un funcionario del registro civil burló todos los dispositivos de seguridad y logró, junto a Joan -viuda del músico y director de teatro- darle sepultura al autor de “El Derecho de Vivir en Paz’ de manera clandestina. Gracias a él, Víctor Jara no integra la lista de Detenidos Desaparecidos. - ¿Cómo surgió la idea o ambición de escribir sobre Víctor Jara? Estamos súper al tanto de la figura, de la altura y su influencia. Por ende, de lo titánica que puede ser la tarea de escribir sobre alguien de quien se ha escrito tanto. - Bueno, esto nace, tiene varios puntos de inicio, al menos dos puntos de inicio. Uno, cuando comienzo a hacer periodismo, a principios de los 90, y conozco a Joan Jara. Ella me cuenta, en una entrevista, de un joven que, gracias a este joven de 23 años, Víctor Jara no fue un detenido desaparecido, porque este joven que trabajaba en el Registro Civil encontró el cuerpo de Víctor en la morgue, en el Servicio Médico Legal. Y le fue a avisar, atravesó todo Santiago para avisarle, en esos primeros días de dictadura, que estaba su marido muerto. La viuda le pide si le puede ayudar a rescatar el cuerpo, para enterrarlo. Y él dice que sí, que le va a ayudar, y arriesga su vida para eso. Después con los años supe quién era, porque en su momento no me podía decir el nombre. Después se supo que ese joven, que hoy tiene 73 años, se llama Héctor Herrera y que se fue exiliado a Francia. Tiempo después lo entrevisto y me cuenta toda esa historia, que es una historia muy potente. Finalmente esa historia termina siendo el esqueleto del libro, la columna vertebral, una historia paralela a toda la historia de Víctor Jara. - Es una historia que se relata muy cruda en la obra. Héctor era muy joven cuando ocurrió el golpe. - Después tú vas sabiendo que las víctimas de la dictadura fueron básicamente jóvenes menores de 35 años, mujeres embarazadas. Con el tiempo conozco a Luis Venegas, que es el director de Vía X, y me dice “Freddy, hagamos un libro de Víctor Jara. Y yo justo estaba haciendo el de Los Prisioneros (“Corazones Rojos”) o estaba en eso todavía. Luego, cuando hice el de Los Jaivas ya me sentí más preparado para hacer algo de lo cual yo no había vivido, además una historia de un personaje tan potente. Dije “Ya, OK, hagámosla”. Hace unos 5 o 6 años comenzamos el trabajo de investigación total, para recopilar antecedentes de todo lo que se ha escrito, todo lo que se ha dicho y todo lo que dijo también Víctor Jara, en muchas entrevistas que se hicieron. Hay libros, obviamente el libro de Joan, que hace desde la intimidad, el retrato también de su marido, fue uno a consultar. Otros libros de teatro, de Gabriel Sepulveda, porque es muy interesante, porque ordena un poco el legado teatral de Víctor Jara como el gran director que fue, quizá uno de los más grandes o el más grande que había en Chile. Entrevista de muchas partes, descubrí una revista en el exilio, encabezada por Volodia Teitelboim, “Araucaria de Chile”. Una gran revista, tremenda revista, y ahí había muchos retratos de Víctor Jara, voces, entrevistas que le hacía gente que lo conocía, una cosa maravillosa que es una narrativa. Bueno, películas, en fin, unas películas que se hicieron en Bulgaria sobre la vida de Víctor Jara. Un libro que hizo un ruso que vino a Chile para el gobierno de la UP, era corresponsal de un medio soviético en esa época y se maravilló con este fenómeno social chileno, entre ellos, con la figura de Víctor Jara. - Cuando se menciona la vida artística de Víctor Jara, se acentúa mucho en su rol como cantor y trovador. Pero también existe una transversalidad que se proyecta al teatro y eso lo documentas con muchos detalles en tu libro, conversando con personas que lo conocieron durante sus estudios y después cuando dirigió. - Muchas personas o algunas personas que entrevisté me decían que, antes que nada, Víctor era un director de teatro. O sea, tenía muchas pasiones como artista pero quizás su mayor pasión era ser director de teatro; más que actor, no era un buen actor para muchos. Y en algún momento, uno de los momentos más complejos de su vida fue cuando tuvo que decidir dejar el teatro para dedicarse a la música porque se puso al servicio de un proyecto también político, como la Unidad Popular. Y siendo cantante, llegaba a mucha más gente. Para él fue una decisión súper importante. Quizás su gran pasión del teatro la vuelca en Quilapayún. Él inventa la puesta en escena de Quilapayún, la dirección artística escénica. Por primera vez él toma un grupo de música y lo hace parecer como un grupo de teatro, como un elenco de teatro arriba del escenario. Las puestas de los conciertos de los Quilapayún eran puestas escenas teatrales, desde los ponchos negros, la iluminación, las canciones, cómo se entonaban, los silencios antes. Había toda una performance, era bien potente lo que ocurría en un concierto de Quilapayún, todo eso gracias a la mirada de Víctor Jara. - La espiritualidad fue una característica que siempre lo acompañó. No era creyente, pero cuando joven fue al seminario para ser cura… - Lo que pasa es que Víctor Jara cada tiene una canción que se llama ‘¿Qué saco rogar al cielo?’, inspirada en ‘Preguntitas sobre dios’ de Atahualpa Yupanqui, creo yo. Atahualpa era uno de sus maestros, o él consideraba que era uno de sus maestros, su influencia, aparte de Violeta Barra, por supuesto. Él estuvo en el seminario cuando joven, cuando adolescente. De hecho, y creo que ahí es cuando aprende el concepto de la espiritualidad, pero en el sentido más amplio de la palabra. Sin ser creyente, él era muy espiritual, y su espiritualidad, creo que yo, su deseo de espiritualidad, de sentir el otro, de empatizar con el otro, lo lleva al Partido Comunista para luchar por las necesidades de otras personas. Ese era su su ideario. Su esencia política, su sueño país venían desde lo que le deja la espiritualidad, más allá de la creencia en un dios puntual o pertenecer a una congregación o a una religión, que no la tenía. Era marxista. - Sobre los testimonios ¿fue difícil que accedieran a participar? - No, porque es una generación bien especial también. Hay un homenaje a esa generación en este libro, la generación del año 60, que es la generación de mis padres, por ejemplo, que fueron jóvenes en esa época, en los años 60. La gente, muy abierta a contar también sobre un proceso, precisamente en esta espiritualidad, creo yo, de abrirle su libro de vida a otras generaciones para que entiendan también lo que pasó en un momento en un país, por lo que se luchó en un país; También, me imagino, para que entendamos por qué se llegó a la barbarie, para no volver a caer en eso. Creo que también muchos de ellos dieron testimonios pensando en el rescate de una figura enorme de nuestra identidad com Víctor Jara. - Han pasado 50 años desde la muerte de Víctor Jara, mismo periodo del golpe. Estamos en un momento en que un candidato ligado a la ultraderecha casi gana la elección. ¿Cómo ves la figura de Víctor Jara, después de hacer este libro? El cantante, el personaje político, el brillante hombre del teatro, un hijo de su época, el abanderado de la lucha social. - Bueno, yo tengo la idea de que Víctor Jara era una persona que siempre luchó por los encuentros, incluso como miembro del Partido Comunista, él siempre buscó o era de la idea de entablar relaciones y lazos con las juventudes o el grupo más progresista de la Democracia Cristiana, por ejemplo. Existía la percepción, a principios del 72, que podía venir un golpe de estado, por todo lo que ya estaba ocurriendo desde ese año en adelante desde marzo, cuando la DC y la derecha pierden en las parlamentarias la posibilidad de tener dos tercios del Parlamento para así sacar a Allende por la vía institucional. Ahí se decide que lo van a sacar igual. Entonces, comienzan a partir de esas elecciones a endurecerse todas las actividades pro golpista, civiles y militares, paro de camioneros, asesinatos, etc. Por lo tanto estaba la conciencia, no solo en Victor Jara, sino en la izquierda casi total, que estaba en ciernes un golpe de estado. En general yo veo lo que está ocurriendo aquí en Chile con preocupación, me preocupa lo que ocurre en Chile, porque todavía tenemos una derecha, o gran parte de la derecha, que dice “no justificamos las violaciones de derechos humanos, pero justificamos el golpe de Estado” como si no fueran la misma cosa, porque después de un golpe de Estado vienen violaciones de derechos humanos por definición. El golpe de estado comenzó con un bombardeo a La Moneda, sin ir más lejos, y con un montón de muertes antes para propiciarlo. Por lo tanto, creo que libros como este ojalá sirvan para al menos sentar un precedente de lo que es la barbarie, tener conciencia de lo que es la barbarie, a lo que puede llegar la barbarie, a matar de 44 balazos a un artista, y a masacrar a jóvenes, incluso mujeres embarazadas, en esa barbarie. Eso ojalá que quede patente, porque con Víctor murieron muchas personas en ese estado irracional, entre ellos Littré Quiroga, que tenía 32 años y era el encargado de lo que hoy día se conoce como dirección de Gendarmería. También fue masacrado esa misma noche y en ese mismo camarín que Víctor Jara. Fue lanzado junto a él a la calle, al lado de una línea de un tren. Por lo tanto, creo yo, son libros que no… quiero quedarme con esa sensación como escritor de este libro, como periodista e investigador, de la convivencia que tenemos que cuidar y de lo que tenemos que señalar y apuntar con el dedo, aquellas cosas que no son correctas y que tenemos que evitar a toda costa, como esta idea fascista de creer que los problemas complejos se arreglan con atajos, porque esos atajos siempre conllevan sangre. Jean Parraguez Tags #Víctor Jara #Freddy Stock #5 Minutos La Vida Eterna de Víctor Jara Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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