Opeth Blackwater Park Domingo, 12 de Marzo de 2023 (Publicado originalmente en 2001) 2001. Music For Nations Al fin la esperada quinta producción de Opeth, con sus mágicas melodías que te transportan en un oscuro viaje lleno de frescura musical, técnica (para que decirlo), matices vocales, texturas, y un sin fin de otros elementos que enriquecen mucho más esta nueva pieza, que para los fanáticos más radicales, no desentona. Lo que pasa es que con el tiempo Opeth se ha vuelto más refinado, más selecto, más pulido por decirlo de algún modo. El estilo que mezcla el death, el black, los pasajes progresivos, las partes melódicas, y los riffs pesados, sigue tan intacto y firme que nunca, además el metal continúa siendo el apellido de Opeth. Debo reconocer que en un principio tenía mis dudas sobre este nuevo álbum, pues contratar como productor a Steve Wilson de Porcupine Tree (excelente banda progresiva) daba para pensar que se alejarían de su primer nicho, para explorar terrenos más avanzados dentro del rock netamente progresivo. Pero no, la influencia que le sumó este señor, solamente repercutió en enriquecer el trabajo vocal de Mikael Akerfeldt, además de colaborar en un par de canciones con su propia voz (como apoyo) y uno que otro pasaje en piano y teclado que suavizan la delicada atmósfera de Opeth, obviamente todo con un sonido superior. En pocas palabras "Blackwater Park" es la continuación de "Still Life", su anterior placa, sin embargo ya no hay tanta "crudeza" técnica como antes. Las guitarras si que son pesadas y precisas cuando lo ameritan, pero cuando deben ser suaves y ligeras, casi sin efecto alguno (distorsión), te envuelven con una emotividad única. En realidad esos arreglos son a la larga los que te emocionan, que te hacen pensar lo inocente y a la vez, diabólico que puede llegar a ser la música de Opeth. Las partes de bajo y batería se fusionan como una sólida muralla de apoyo donde repercute las ya emotivas cuerdas acústicas de Peter Lindgren y Akerlfeldt junto a los riffs más pesados y oscuros de los mismos personajes. Por otro lado el concepto del disco se extiende claramente como una idea oscura, sombría, donde no hay espacio para la luz, y en el fondo la música se complementa perfectamente con la otra riqueza de este disco, la riqueza lírica. Otro punto a destacar es que los solos del álbum, no son para nada virtuoso ni sobredimensionados como se puede llegar a creer, muy por el contrario son punteos claros, precisos y simples -para Opeth-. No desvían la atención del tema por entero. El disco comienza con 'The Leper Affinity', un tema que tiene la característica de encender el ambiente con esos clásicos riffs que bordean lo épico y que nos tiene acostumbrado la banda desde la época del "Orchid", ahora esa brutalidad lentamente se mimetiza con la ligereza de vocalizaciones limpias que no desvirtúan para nada la concepción final del tema, de hecho, creo que Opeth es una de las pocas bandas en el mundo que puede llegar a ocupar aquellos elementos tan extremos y opuestos entre si con la sutileza necesaria, es que los cambios de intensidad no son abruptos ni cortantes. 'Bleak' le sigue con una introducción de melodías algo arabescas donde se doblan las guitarras acústicas y las pesadas. Voz tan oscura y brutal como se puede esperar, ya en la mitad del tema, cae la influencia pinkfloydiana para tranquilizar el ambiente con emocionantes punteos y la dulce voz limpia de Mikael. Posteriormente 'Harvest', uno de los temas más cortos del disco (6 minutos) continúa la saga atmosférica con "guitarra de palo", canción especial para tocarla en alguna nocturna playa desierta con una suave fogata como compañera. La verdad es que aquí se nota la influencia de Steve Wilson, ejercida en el registro de Akerfeldt. A continuación 'The Drapery Falls', uno de los cortes más progresivos de esta producción deja de manifiesto la mayor cantidad de efectos atmosféricos y vocales que Opeth con el tiempo ha sabido explotar con gran excelencia, aparte de ser uno de los temas más emotivos o sensibles, igual se pueden escuchar esas voces guturales -en extremo- con esos riffs lentos y oscuros. Después 'Dirge Of November' comienza con un trozo cantado casi a capela (sólo la guitarra, y luego unos suaves punteos son los acompañantes) denotan que lo que viene a continuación es extremadamente atmosférico, sin embargo vuelven esas melodías épicas, características de Opeth que enorgullecen a sus fans más acérrimos por el único hecho de seguir con un estilo tan puro y pleno como siempre. Es como si volviésemos en el tiempo a la época del "Orchid" con un sonido 100 veces mejor. Lo importante es que a pesar de los años, esta propuesta no cansa o satura, lo cual se debe a la sencilla razón que la música que hace esta agrupación sueca es lo suficientemente honesta para que pueda perdurar en el tiempo sin mayor cambio alguno. 'The Funeral Portrait', la sexta canción (una de mis favoritas) debe ser con seguridad la más enganchante y dinámica del álbum, con grandes riffs y melodías que llevan a otro nivel la propuesta de la banda. De hecho, hacía tiempo que Opeth no componía un tema como este, quizás siempre ocupa la mayoría de los elementos técnicos, pero no de la manera que lo tiene este corte, que entre otras cosas no posee mucho de atmosférico salvo ciertos pasajes al final. Después 'Patterns In The Ivy', el corte instrumental, emotivo y sensible del disco sirve como introducción para su último y octavo tema 'Blackwater Park', que aparte de ser la composición más larga, debe ser -sin duda- uno de los puntos más altos del álbum (como si los otros temas no lo fueran) todo ese enigmático juego de riffs y armonías de un comienzo, de pronto empieza a verse "opacado" por las oscuras figuras de los cuerdas acústicas que se entrelazan entre si, más el bajo de Martín Méndez, hasta que una especie de estallido explota la densa atmósfera con los pesados y semi lentos riffs de un comienzo. Gran tema, sólido, potente, intenso, brutal y oscuro. Lo único que queda por decir es que para la gran minoría de seguidores de Opeth, "Blackwater Park" es un trabajo imprescindible, imperdible, importante, en otras palabras, imposible no tenerlo. Claudio Torres Tags #Opeth # Blackwater Park # Steven Wilson Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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