The Who

1970. Decca

Sólo un puñado de discos en vivo ha logrado entrar a las listas de los álbumes más recordados de todos los tiempos; “Live at Leeds” es precisamente uno de ellos, y es para muchos el mejor directo de la historia. Registrado en 1970 en la universidad del mismo nombre, el LP muestra a The Who en uno de los mejores momentos de su carrera, con una contundencia en vivo sin precedentes y que a esa altura ya los posicionaba como uno de los actores principales en la reinvención del rock de los 60 y 70.

Tras grandes placas como “A Quick One”, “The Who Sell Out” y una de sus más importantes creaciones, “Tommy”, los ingleses redefinían los términos ‘single’ y ‘álbum’ con sus óperas rock y discos conceptuales, ideas jamás antes concebidas. Pero The Who no era sólo intelecto e innovación, sus conciertos eran un espectáculo visceral, apabullante, demoledor, sin precedente alguno. Es eso lo que “Live at Leeds” muestra a la perfección, una intensidad y entrega conmovedora, con cada músico aportando partes fundamentales en la creación de un show de proporciones inéditas. La aplanadora sónica que era el dúo Moon-Entwistle era sólo mejorada por la locura de Pete Townshend y la fuerza de la voz Roger Daltrey, en canciones que se movían cómodamente entre el pop infantil ‘Im a Boy’ y el frenético hard rock de ‘Young Man Blues’.

‘Heaven and Hell’, compuesta por Entwistle, es un comienzo arrollador donde el cuarteto no da tregua alguna: las armonías vocales son enriquecidas y complementadas por un hiperquinético Keith Moon y por un Townshend que saca a relucir su enorme talento en las seis cuerdas. Sin pausas se desatada el pop à la Kinks de ‘Can’t Explain’, el primer éxito de la banda, en una versión que supera ampliamente al registro de estudio, tanto en interpretación como potencia. ‘Fortune Teller’, originalmente escrita por el músico norteamericano Allen Toussaint y largamente versionada por músicos ingleses (entre ellos los Rolling Stones) se funde con la bella versión de ‘Tattoo’, original de “The Who Sell Out”.

‘Young Man Blues’, composición de Mose Allison y parte fundamental del repertorio de la banda por aquellos días, es una muestra indeleble y reveladora de lo que The Who era capaz de hacer. Fueron piezas como ésta las que dieron a la banda la reputación de ser poseedores de un espectáculo único y de poder rockear tan fuerte como nadie lo había hecho antes. Sus shows no eran sólo pirotecnia, guitarras destruidas o baterías que explotaban, sino también una intensidad, actitud y energía que hasta el día de hoy muy pocos han podido emular. En contraste, un descanso para los oídos viene de la mano de ‘Substitute’, ‘Happy Jack’ y ‘I’m a Boy’, tres singles de 1966 que siguen el pop melódico del primer LP, My Generation, pero que curiosamente no aparecieron en ningún álbum de estudio, sino sólo en compilaciones posteriores.

‘A Quick One While He’s Away’, la primera ópera rock compuesta por Townshend, son ocho minutos que narran una comedia de ausencia, seducción, infidelidad y reconciliación en seis piezas musicales que no merecen un apelativo menor que “obra de arte”. De vuelta al rock, ‘Summertime Blues’ y ‘Shakin’ All Over’, muestran distintas facetas, que combinan solos de guitarra, melodías radio-amigables, carisma, líneas de bajo martillantes y redobles por doquier.

‘My Generation’, probablemente la canción más reconocible de The Who incluye una sección instrumental con citas de Tommy, referencias a álbumes anteriores y adelantos de material posteriormente lanzado, en donde Entwistle, Moon, Daltrey y Townshend dan rienda suelta a todas sus capacidades, probando por qué han sido catalogados como una de las bandas más cohesivas de la historia. El single ‘Magic Bus’ finaliza el álbum manteniendo la tónica de toda la presentación: potencia, clase, locura y sobretodo rock, ingredientes que se mezclan para dar forma a  uno de los mejores conciertos de los que se tenga registro.

Con numerosos relanzamientos, la reedición de “Live at Leeds” lanzada en 2001 contenía un segundo disco con la performance íntegra de “Tommy”, capturando así el show en su totalidad. Recientemente lanzado, el box set 40th Anniversary Super-Deluxe Collector’s Edition, incluye otros dos discos con la presentación dada en el Hull City Hall la noche posterior al concierto en Leeds y que los mismos músicos consideraban un mejor registro, pero que se abstuvieron de lanzar por problemas de sonido durante el espectáculo. Además, incluye una réplica de la edición original de Leeds lanzada en 1970 con sólo seis canciones, un libro de 64 páginas con fotos y memorabilia inéditos, un poster de Pete Townshend y una réplica del vinilo single ‘Summertime Blues’/’Heaven and Hell’.

Aunque esta edición puede alcanzar un precio exorbitante, es una oportunidad que los fanáticos de The Who no pueden dejar pasar, pues es parte imborrable de la historia del rock, un retrato fiel de uno de los mejores espectáculos jamás montados. Aunque pensado para los seguidores más férreos de la banda, “Live at Leeds” es un disco que encantará también a nuevas generaciones, pues es portador del mensaje de The Who: rock, ese que supera la barrera del tiempo, que traspasa generaciones y que se mantiene imperturbable a pesar de las modas, tendencias y vaivenes sociales y culturales, el rock de verdad.

Álvaro Rojas