Mark Hollis: explorador del sonido La historia del motor creativo de Talk Talk Miércoles, 04 de Enero de 2023 (Escrito y publicado originalmente en marzo del 2019) La libertad, el silencio, la tranquilidad y el escape del ojo público. Escarbamos en la historia del genio creativo que terminó sus últimos años de vida en la quietud de un campo londinense. Por Fabiola Henríquez Es reconocido entre los suyos como un verdadero explorador de sonidos. Mark Hollis fue un compositor nato con altos deseos de libertad creativa que a lo largo de su carrera –y a su manera–, supo arrancar de las directrices de la industria, manteniéndose al margen de las luces de la fama. El multifacético músico inglés y líder de Talk Talk, fue encontrado muerto el pasado 25 de febrero. Tenía 64 años. «Ha muerto después de una breve enfermedad de la que nunca se recuperó», informó al día siguiente su mánager Keith Aspen, en lo que hasta hoy sigue siendo un misterio la causa de su deceso, siempre fiel a su estilo de perfil bajo cuando de exposición se trataba. Como músico, su primera experiencia fue con la banda The Reaction, pero fue con los influyentes Talk Talk cuando se enfrentó a un proyecto que, a la larga, le daría la trascendencia y reconocimiento mundial. Acá se lució como vocalista, multiinstrumentista y compositor principal. La hoy banda de culto, que formó en 1981 junto al bajista Paul Webb, el baterista Lee Harris y el tecladista Simon Brenner (músicos que le fueron presentados por su hermano, el DJ y productor Ed Hollis), con solo una década de existencia transitó por diversas texturas sonoras que fueron mutando conforme al paso del tiempo. Por eso se les asocia un legado que se extiende por los submundos del synth pop, la new romantic, la new wave y hasta el post-rock. Y el responsable de aquello no era otro que Hollis. No por nada, su compañero de banda y amigo Paul Webb escribió en su Facebook al enterarse de su muerte que «musicalmente fue un genio, y fue un honor y un privilegio haber estado en una banda con él (…) Como muchos músicos de nuestra generación, he estado profundamente influenciado por sus innovadoras ideas musicales. Sabía cómo crear un sentimiento profundo con sonido y espacio como ningún otro. Fue uno de los grandes, si no es que el más grande». Un mensaje lleno de emoción y agradecimiento. Es mi vida Talk Talk pertenece a una época donde los sellos musicales eran insoslayables para poder insertarse y crecer en el mercado. Una situación nada fácil y de alta competencia, ya que la banda coexistía junto a otras de alto calibre –como Duran Duran– y que también iban marcando sus propias tendencias con gran personalidad e importantes audiencias. Bajo esa convención de no poder existir sin las directrices de los sellos, se generaron asperezas entre Mark Hollis y EMI (con quienes trabajó cuatro de los cinco discos de Talk Talk). Para este artista de espíritu inquieto, dicho tema siempre fue un punto separatista, que lo hizo lidiar entre su búsqueda de la libertad creativa contra la visión mercantil del sello discográfico, que siempre pretendía encausar la edición de los discos y coartar ese sagrado y sublime espacio que movilizaba a Hollis. Un ejercicio interesante para entender a este observador, es hacer un repaso por la discografía de Talk Talk. Cuenta la historia que EMI, antes de firmar con ellos, quería empujar a la banda hacia el mundo del new romantic, y para concretar la acción, designaron al productor Collin Thurster, de Duran Duran. Los puntos en común entre ambas bandas generó, naturalmente, una comparación inevitable. Ya para 1982 apareció en la escena londinense el primer álbum de la banda, “The Party`s Over”, edificado por nueve temas de melodías nostálgicas que a ratos invitan a bailar con los sintetizadores y coros de fondo. Aparecen las primeras asociaciones con el synthpop, estilo que apareció contrastando la intensidad del punk, y con una estética sonora basada en el uso de sintetizadores. Grupos de Europa y América se cuadran en esta búsqueda hacia la electrónica (Jean Michel Jarre, Gary Numan, Giorgio Moroder, The Human League, Depeche Mode), a la que Talk Talk llega de la mano de un single potente y lleno de personalidad que de a poco empezó a rotar en las radios: ‘Today’. Llega 1984 y editan su segundo LP, “It´s my Life”, bajo la producción musical de un conocido de ellos: Tim Friese-Greene. El compositor que ya había participado como músico adicional en la banda, entra de lleno a escena con este disco, con el que lograban acercarse a las masas y dejar huella, sobre todo posicionándose en los primeros puestos de las listas estadounidenses. Muchos coinciden en que este trabajo ya sonaba con mayor elaboración que su debut, a pesar que aún no existe una diferencia radical entre ambos discos. En este segundo trabajo aparece el reconocido single ‘It´s my life’, sin duda, su canción más masificada, trascendente y representativa –comercialmente hablando–, que insertó a Talk Talk dentro de la lista obligada de sonidos ochenteros, incluso en la actualidad (rejuvenecido gracias a la versión de No Doubt en 2003). Un himno epocal insoslayable. Para escuchar y bailar. El espíritu del edén Con su tercer disco “The Colour of Spring” (1986) es cuando llegó el momento donde Talk Talk comienza a marcar una diferencia más concreta, y por ende , según críticos y fanáticos, se convierte en su trabajo más aclamado. Acá, la composición comienza a abandonar los sintetizadores y los músicos se sumergen en aguas más elaboradas, extensas y densas. Son ocho canciones que permiten captar con mayor personalidad los distintos planos de los instrumentos acústicos. Ya podemos reconocer otro tipo de experimentación desde la batería, las percusiones, las cuerdas y las voces, que son un deleite. «Avanzaron hacia un ciclo de canciones casi conceptuales, siguiendo los altibajos emocionales de las relaciones y reflexionando sobre la vida en general. Musicalmente, se basaron en la dirección experimental del álbum anterior, con ritmos interesantes, orquestación dramática, arreglos complejos, e incluso un coro infantil para crear un ritmo evocador e hipnótico», sentencia la reseña del prestigioso portal Allmusic. “The Colour of Spring” fue el álbum más vendido de la banda y logró llegar al Top 20 de varios países. Los propios músicos definieron este disco como un trabajo mucho más orgánico y con libertad de improvisación. El último tour de Talk Talk fue precisamente bajo la promoción de este disco. Fue en ese minuto cuando Hollis decide entrar en un proceso creativo diferente, y se encierra junto a sus compañeros durante un año en una iglesia abandonada de Suffolk, Inglaterra, para comenzar a diseñar su cuarta –y definitiva– producción. Escuchar “Spirit of Eden” (1988), lleva a un tránsito que va desde paisajes de naturaleza y mundos submarinos, hasta elevados momentos introspectivos (una década antes que Radiohead “popularizara” esta forma de hacer música pop). Hay otra búsqueda en el sonido del piano, de la guitarra, de las voces, y hasta en las mismas letras. Imposible pasar por alto las ideas que sugiere ‘The rainbow’, el primer tema: «Well how can that be fair at all / Repented, changed / Aware where I have wronged / Unfound corrupt / This song the jailor sings». Conmovedor. Este album se gestó con mucha disposición por parte del sello para que la banda desarrollara con libertad sus ideas (esto debido al éxito del proceso del disco anterior). Para Mark Hollis, este LP significó un momento de mayor complejidad en la composición, ya que se trataba de un proceso más oscuro y de temas más largos (de hasta 9 minutos), motivo por el cual decidió no adelantar ningún single ni tampoco realizar giras. Parlophone –subsidiaria de EMI–, igualmente lanza el single ‘I believe in you’, sin el consentimiento de Hollis. Mark los demanda y el sello se querella de vuelta por incumplimiento de contrato. Finalmente, el juicio favorece a la banda, y con ello, se generó el debate acerca de cuál es el límite sobre los acuerdos y contratos entre ambas partes, en relación a la creación de música “comercializable” que pide el sello, y el proceso creativo y el valor de la propuesta artísica. “Spirit of Eden” tuvo muy buena crítica a pesar del menor impacto comercial, pues es innegable la presencia de una composición más elevada. Es un disco con la gigantesca capacidad de generar atmósferas, así como intensos estados emocionales oscuros y meditativos. Muchos asocian guiños de jazz y soul, y se propone que desde acá es cuando la banda inicia su identificable relación como pionera del postrock, estilo que explota a inicios del nuevo milenio. Hombre de familia Con ideas desbordantes y en sintonía a las grandes búsquedas que anteriormente otros músicos ingleses han sobrellevado (desde The Beatles), en 1991 Talk Talk editó su último trabajo discográfico, “Laughing Stock”. Acá participaron 18 músicos, demoraron un año en la grabación y el proceso creativo tuvo mucha improvisación, lo que finalmente Hollis buscaba. Una propuesta que se conecta a las sonoridades conseguidas en “Spirit of Eden”, además de tener influencias y puntos en común –definidas por el mismo Hollis– con el jazz y el krautrock de Can. El disco se edita a través de Polydor, su nueva casa discográfica, trayendo consigo algunas consecuencias: desató que EMI relanzara –otra vez sin el permiso de sus autores– los hits ‘It´s my life’ y ‘Life´s what you make it’, dentro del recopilatorio “History Revisited”. Mark Hollis demandó por segunda vez a EMI –«descubrir que hay gente a la que nunca le has dado la hora y salgan como si fueras tú… es asqueroso», le dijo en aquel entonces a Melody Maker– y tuvieron que sacar de circulación todas las copias y destruirlas. Paradójicamente, todo aquel lío los ayudó para estar nominados a los Brit Awards de ese año. Finalmente, Talk Talk se disuelve definitivamente tras la publicación de este quinto disco. Hollis posteriormente estuvo siete años sin componer. En 1998 publicó un homónimo disco solista que no tuvo mayor llegada. Luego de algunas colaboraciones que realizó, se retiró de la música y buscó su alejamiento total de la mirada pública con la que nunca se sintió a gusto. Sin embargo, su característica voz y sus insobornables impulsos creativos serán difícil de olvidar, ya que tenían mucho que ver con la búsqueda de una sonoridad experimental y única. Ahí radica su legado. Su influencia es inevitable en generaciones posteriores, como el reflejo que tiene su exploratoria forma compositiva con la propuesta introspectiva de Radiohead, o su marca sonora en el postrock, estilo que bebe de la sensibilidad con la que Hollis entendía la música, donde el intimismo, las atmósferas y el silencio eran un pilar fundamental. «Antes de tocar dos notas, aprende a tocar una sola. Y no toques esa nota a menos que tengas una razón para hacerlo», esta sola frase suya es como una asignatura completa de apreciación musical. Y de coherencia. Otra: en 2008, declaró a The Guardian tras su retiro, «tal vez otras personas puedan hacerlo, pero yo no puedo salir de gira y ser un buen padre al mismo tiempo. Elegí a mi familia». Recluido en Wimbledon, incluso fuera del estudio Hollis demostraba sabiduría. Un grande a su manera. Tags #Mark Hollis #Talk Talk Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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