Serú Girán: Una obra cumbre que seguimos bancando En un nuevo aniversario de "La grasa de las capitales" Jueves, 01 de Agosto de 2024 (Publicado originalmente en revista Rockaxis en 219, por ocasión del 40° aniversario del disco) Hace pocos días fue publicada en vinilo, cedé y en plataformas digitales, la nueva mezcla de uno de los grandes discos del rock latinoamericano: "La grasa de las capitales" de Serú Girán. El momento perfecto para publicar nuestro artículo que recuerda sus 50 años de vida. En agosto de 1979, la súper banda argentina pudo sortear, quizás, el mayor desafío durante toda su existencia, consolidando su propuesta con amplio respaldo del público y la crítica. Pero no todo sería tan fácil. Por Emilio Garrido Existe un consenso casi universal en la música: “el segundo disco es siempre el más difícil en cualquier caso y lugar del mundo”. Esta suerte de parábola –o maldición en muchas situaciones– calzaba perfecto en el contexto de Serú Girán. Es cierto, hoy se presenta una reverencia casi general a la obra que Charly García, David Lebón, Pedro Aznar y Óscar Moro realizaron en los cuatro años de existencia de la banda, pero… ¿qué ocurría en ese momento? El panorama para el conjunto estaba lejos de ser idílico: la propuesta inicial no había contado con la recepción que ellos esperaban. Esta «apuesta por la belleza», como alguna vez la definió Pedro Aznar (con un primer disco marcado por letras etéreas, arreglos muy bien cuidados y –peor aún– con un idioma inventado por ellos mismos) no fue bien entendida por la audiencia ni por la crítica, o quizás, no supieron expresarla bien. Pues, no es tan difícil entender por qué ocurrió esto: el escenario en Argentina estaba lejos de cualquier tipo de belleza, con una dictadura militar cada vez más implacable y una sociedad desorientada. Aznar relata perfectamente la contradicción que se generó: «aquí se estaba viviendo un infierno, entonces se produjo un choque en que la gente dijo “‘¿éstos son estúpidos o viven en otro planeta?”». Entonces, ¿cómo lograr la sintonía y empatía con esto? La inspiración llegó con letras más directas, con contenido político, sátira y mucha crítica social; un sonido más compacto y eficaz, pero jamás perdiendo la esencia de la propuesta estética y musical del conjunto. La apuesta era riesgosa y difícil, pero era peor no intentarlo. Algunos años más tarde, Charly sintetizaría su visión al momento de enfrentar este desafío: «Habíamos compuesto ese disco para ir al choque directamente. Las canciones eran más pesadas y contestatarias. Yo siempre me influencio por lo que estoy viviendo y el clima de Buenos Aires me parecía una grasada y me tenía los nervios de punta. Había que salir de la grasa, de la mediocridad». No transes más “La grasa de las capitales” logró el anhelado click con la audiencia: no sólo se convirtió en una obra emblemática de Serú Girán, sino también en un retrato fiel de la sociedad argentina de hace 40 años, un testimonio que no deja de sorprender e impactar, tanto en el relato como en la música propiamente tal. Bueno, sabemos del talento de García para contar historias “musicalizadas” y burlar así la censura. Un viaje de casi 40 minutos en que podemos encontrar rock progresivo, jazz rock con temáticas oscuras, emocionantes e irónicas, con una portada para la historia: una mofa genial a la revista Gente, con una fecha de edición absolutamente improbable –31 de febrero de 1980– y donde los cuatro integrantes proyectan arquetipos de la sociedad: el oficinista (Aznar), el deportista (Lebón), un carnicero (Moro) y un empleado de estación de servicio (García). Charly fue categórico para definir la motivación de esta emblemática imagen: «estaba podrido de esas revistas tipo Gente, que eran tan caretas. En esa época, el rock todavía estaba en contra de la música comercial: éramos “nosotros contra el mundo”. Y la revista Gente era el enemigo». Otros elementos para agregar: el disco muestra el afán de experimentación, posicionando al estudio como un instrumento más –«utilizamos la primera mesa automática que hubo en Argentina, y con Charly éramos los más curiosos en las técnicas de grabación», cuenta Pedro Aznar–, junto con la cohesión definitiva entre los integrantes del conjunto, donde cada uno despliega su talento de gran forma: Lebón con excelente trabajo vocal y como guitarrista; Aznar deslumbrando con una ejecución cada vez más precisa, utilizando permanentemente el bajo fretless; Moro confirmando su perfil como un baterista complejo y excepcional; y Charly, en una época en que su voz y aptitudes como tecladista estaban en un nivel altísimo. La grasa de las capitales cubre tu corazón Es inevitable quedar impresionado con las armonías vocales que dan inicio al disco y a la canción principal. ‘La grasa de las capitales’ debe ser uno de los mejores temas para comenzar un álbum, una enérgica composición que resume toda la idea de la placa, con una tremenda demostración del talento de cada músico e incluyendo un fragmento del ‘Tango en segunda‘ de Sui Generis, pero esta vez en clave jazz rock. Objetivo principal, logrado con creces. Las lecturas colmadas de sarcasmo también forman parte de ‘Frecuencia modulada’, ‘Perro andaluz’ (sutil guiño al cineasta Luis Buñuel), y ‘Canción de Hollywood’. Pero atención, no todo es ironía, también era importante hacer referencia al escenario político de ese momento y, bajo esta premisa, ‘Los sobrevivientes’, ‘Noche de perros’ (con un solo magnífico de Lebón) y ‘San Francisco y el lobo’ se convierten en relatos impactantes. Además, Pedro Aznar también tendría la oportunidad de demostrar sus cualidades como músico y compositor, con la bella ‘Paranoia y soledad’, donde ejecuta todos los instrumentos. Y bueno, imposible no rendir todos los honores merecidos a ‘Viernes 3 am’, probablemente la mejor canción del disco y un hito en la carrera de Charly García como compositor. Esta historia sobre el suicidio de una persona agobiada con su propia realidad remece, es emotiva e invita a reflexionar cada vez que se escucha, todo esto con los dos elementos protagónicos del tema: la voz dulce y a la vez potente de su autor junto con el bajo fretless de Aznar, quien resumió lo que probablemente a muchos les ha pasado: «cada vez que la ensayábamos no podía evitar llorar». “¡Bang bang bang! Hojas muertas que caen”. Insuperable y siempre indispensable. Don’t stop dancing! “La grasa de las capitales” fue un hito en múltiples aspectos para Serú Girán, pero principalmente representó un punto de inflexión que marcaría el camino para la banda durante el resto de su existencia, en cuanto a sonido, temáticas y conexión con la audiencia, porque ya no se trataría de un conjunto más, sino de cronistas –y por qué no decirlo, también defensores– de la realidad y el tiempo en que les tocó vivir. 40 años han pasado, y el disco sigue sonando incombustible, constituyendo una representación gráfica de un momento histórico irrepetible y un testimonio de una de las bandas más alucinantes que han existido en Sudamérica. Y, a diferencia de la emblemática frase de la canción, sí, los seguimos bancando. Tags #Serú Girán # Pedro Aznar # Charly García # David Lebón # Óscar Moro # La Grasa de las Capitales Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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