Christone "Kingfish" Ingram arrasó el Club Chocolate

Martes 10 de septiembre, 2024
Club Chocolate, Santiago

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Si bien el blues podría considerarse poco atractivo para los nuevos músicos, el ascenso de Christone "Kingfish" Ingram demuestra que sigue teniendo gran relevancia, algo que se ha mantenido incólume desde sus humildes orígenes en el delta del Mississippi hasta su consagración con el álbum "662" (2021). A sus 25 años, gracias a su innegable talento, energía y el éxito que ha cosechado en los últimos años, ya es considerado una gran promesa del género, lo suficiente como para que fuese recibido en nuestro país bajo un espectacular sold out.

La velada comenzó con el músico nacional Seba Arriagada, quien ofreció un set de cinco canciones llenas de solos intensos e improvisaciones, que calentaron el ambiente con gran éxito. Sin duda, el punto culminante de su actuación fue el cierre con el estándar 'Almost Hear the Blues', donde, contagiado por la energía del público, se desbordó disparando escalas con gran intensidad. Su despedida agradecida dejó claro que aprovechó la oportunidad, ganándose nuestros respetos.

Con un retraso de unos quince minutos y una palpable ansiedad en el aire, una voz postapocalíptica anunció que el futuro del blues estaba aquí. La banda de apoyo de Kingfish, formada por Paul Rogers (bajo), DeShawn 'D-Vibes' Alexander (teclados) y Chris Black (batería), marcó el inicio del espectáculo con una estruendosa zapada funky. Y cuando el guitarrista hizo su entrada desde un telón en la parte trasera del escenario, provocó más alaridos de entusiasmo.

Desde el principio el show fue impecable; mientras Kingfish demostró en todo momento su carisma y dominio del escenario, las canciones contaban con arreglos meticulosos y transiciones fluidas. Los extensos y apasionados solos de guitarra estuvieron presentes desde los primeros temas, 'Midnight Heat' y 'Fresh Out'. El repertorio continuó con 'Another Life Goes By", pieza con ritmo de reggae que rompió el hielo en la pista de baile, y 'Not Gonna Lie', que permitió a Ingram mostrar riffs robustos mientras jugaba con su pedalera. Ahora bien, durante este tema él salió de escena mientras su banda continuaba dándolo todo; mientras Alexander utilizaba todos los sonidos disponibles en su equipo (desde bronces hasta acordeón), Rogers ofrecía un solo lleno de groove. Repentinamente, desde un rincón de la cancha, convertido en una barricada de entusiasmo, resonaron los inconfundibles riffs de Kingfish. Avanzando lentamente entre los celulares que capturaban su paso, el guitarrista interpretó 'Mississippi Nights', un potente tema que destacó la fuerza de su punteo sobre un sólido colchón rítmico. Su regreso al escenario fue explosivo; el público estaba enardecido y Kingfish cerró tocando con sus dientes, en un claro homenaje a Jimi Hendrix.

Cambiando rápidamente a una Telecaster negra y violeta en 'Hard Times', Ingram invitó nuevamente a Seba Arriagada al escenario. Ambos mostraron una gran química, alternando riffs audaces y cerrando con un abrazo ampliamente aplaudido. Otro dueto notable fue en 'Outside of This Town', con 'D-Vibes', quien, con un teclado-guitarra Korg, realizó un duelo musical que rompió todas las convenciones, cerrando así la primera parte del show. Desde la penumbra, y tras insistentes vitoreos que exigían más música, Andrews regresó solo al escenario y ofreció una emotiva y jazzera versión de 'Eleanor Rigby' de los Beatles. Con el resto de la banda de vuelta, Kingfish cerró todo con la rockera 'Long Distance Woman', que incluyó un extenso solo con una guitarra cedida por un afortunado fan. Tomando manos, lanzando uñetas y posando para más fotos, el nuevo monarca del blues se despidió bajo una estruendosa ovación.

Finalmente, podemos decir que Kingfish demostró ser mucho más que un joven exitoso. Su habilidad para reinventar el blues y llevarlo a nuevas alturas es indiscutible. El local de Bellavista tuvo el privilegio de ser testigo de su talento, y no cabe duda de que en nos seguirá sorprendiendo con su magia potente e inigualable.

Giordano Antonelli Villavicencio
Fotos: Juan Maralla