Ozzy Osbourne

2022. Epic

Con casi 74 años de edad y una vida que podría aglutinar la de 10 hombres simultáneamente, Ozzy Osbourne no tiene nada que demostrarle a nadie. Pero, admirablemente, aún siente la necesidad vital de componer y presentarle al mundo nuevas canciones. Rodeado de un cast de músicos absolutamente estelar, donde encontramos a Zakk Wylde, Tony Iommi, Jeff Beck, Mike McCready, Eric Clapton, Josh Homme y Dave Navarro en las guitarras; Robert Trujillo, Duff McKagan y Chris Chaney en bajo; Chad Smith y el tristemente desaparecido Taylor Hawkins en batería, y con Andrew Watt encargándose nuevamente de la producción, Ozzy comenzó a trabajar en este nuevo álbum apenas dos días después de haber lanzado su trabajo anterior "Ordinary Man" (2020), lo que grafica la urgencia que tenía para él mantenerse ocupado y creativo en medio de la pandemia.

Y lo cierto es que "Patient Number 9", a pesar de su producción moderna y pastosa, con múltiples efectos utilizados en su voz, es un disco clásico en su esencia más pura, y que incluso está por encima de su trabajo anterior; más centrado, más enfocado y por ende, mejor logrado. El inicio con el tema homónimo es de muy buna factura, una canción oscura con el sello indeleble del Madman y apoyado con un genial video animado realizado por el maestro Todd McFarlane, creador del icónico comic Spawn. La letra habla de Sharon, su esposa y manager, que estuvo internada en un siquiátrico tratándose un problema de salud mental, dolencia que la pandemia le gatilló a muchas personas. El invitado aquí es Jeff Beck que se marca un solo a la altura de lo que la canción requería en sus casi 8 minutos de duración y firmada por esas melodías vocales que fluyen con la gracia innata de Ozzy. Un bajo sinuoso inicia 'Immortal', un tema que con otra producción podría estar en "No More Tears" (1991) u "Ozzmosis" (1995), y donde el guitarrista de Pearl Jam, Mike McCready, realiza una muy buena labor tanto en los fills como en el solo, mientras que 'Parasite' eleva los niveles de peso y contundencia con la afilada guitarra de Zakk Wylde, el descubrimiento que Ozzy le presentó al mundo en 1988, cuando Zachary tenía solo 21 años. El también líder de Black Label Society no defrauda y mete un solo súper electrizante, en un tema que suena bastante en la onda del disco "Badmotorfinger" de Soundgarden, banda que a su vez estaba muy influenciada por Back Sabbath en esa placa, completándose de esta forma el círculo.

Pero sin duda, una de las mejores canciones del disco es la gran y extensa 'No Escape', con la participación estelar del maestro del riff, Tony Iommi. Los efectos vocales en la voz de Ozzy al inicio del tema, nos recuerdan de inmediato a 'Changes' de Black Sabbath, pero basta un cambio de marcha y de afinación para que aparezcan los monolíticos riffs sabbathicos y todo se vuelva oscuro y espectacular. Ozzy y Tony, Tony y Ozzy, jamás en la vida han hecho un tema malo y son de esas duplas históricas que cuando están juntas, potencian lo mejor de cada uno para el deleite de nosotros los simple mortales. Y qué triste va a ser nuestra existencia cuando estos dos monstruos ya no estén. El remate final de la canción tiene un groove sencillamente infernal, un temazo. 'One Of These Days' es otra gran canción del disco, en plan semi balada y con la guitarra llena del feeling blusero de Eric Clapton, para luego dar paso a 'A Thousand Shades', un medio tiempo melódico de sumo buen gusto con otra participación de Jeff Beck firmando un solo con su clase habitual. En las tres siguientes, 'Mr. Darkness', 'Nothing Feels Right' y 'Evil Shuffle' se repite el plato Wylde, tres muy buenas canciones que con una producción más pulida, podrían estar en cualquiera de los discos que Ozzy grabó con Zakk en los 80 y 90.

En el último tercio del disco, 'Degradation Rules' trae de vuelta a Iommi y la armónica de Ozzy, para deleitarnos con otro viaje al pasado Sabbath, sin ninguna duda, la banda más influyente en la historia del Heavy Metal. La sorpresa la encontramos en la gran 'Dead And Gone' que con una buena producción mediante, podría estar en "Ultimate Sin" (1986), mientras que en 'God Only Knows' encontramos el aporte de Dave Navarro, una canción que transita entre el medio tiempo y la balada, para finalmente dejar caer el telón con 'Dark Side Blues', una pequeña pieza con banjo y armónica y unas voces de ultratumba de Ozzy, como si nos estuviera cantando "desde el otro lado".

Como anécdota del disco quedará que la única estrella que declinó la invitación de Ozzy fue Jimmy Page, y mi teoría es que al no estar activo ni con material reciente editado, Page prefirió no exponerse sabiendo que en el disco estarían pesos pesados como Iommi, Clapton y Beck, pero obviamente, nunca lo va admitir. Como sea, Ozzy está de vuelta y dice que no ve ninguna razón para no presentarse en vivo, por lo que todos esperamos al Príncipe de las Tinieblas cuando retome las giras al inicio de 2023. Mientras tanto, y para apañar la espera, este "Patient Number 9" es un muy buen disco y en manos de tipos expertos como Michael Wagener, Max Norman, Ron Nevison, Michael Beinhorn o Nick Raskulinecz, sería un discazo.

Cristián Pavez