The Hellacopters

2022. Nuclear Blast

Todos los que conocen a Anders Niklas "Nicke" Andersson saben que es un hombre ocupado. Si no está produciendo, mezclando o agregando voces adicionales en bandas como Morbus Chron o ‘77, está con sus Imperial State Electric o Lucifer, pero la química que tiene con The Hellacopters es otra cosa.

 

Lo último que tuvimos entre manos fue el disco de covers “Head Off” (2008) y antes el maravilloso “Rock And Roll Is Dead” (2005), su última colección de canciones originales antes de la separación. El aniversario por los 20 años del “Supershitty to the Max!” (1996) en 2016 hizo el milagro y los trajo nuevamente a la vida, por lo que este nuevo “Eyes of Oblivion” (2022) era uno de los lanzamientos más esperados de la temporada considerando que su discografía estaba en pausa hace 17 años.

Desde la partida con ‘Reap A Hurricane’ y ‘Can It Wait’, el abrazo con el auditor es fuerte y apretado. The Hellacopters no se demora ni un minuto en avisarte que están aquí con una misión: entregarte Rock And Roll directo, divertido e increíblemente bien ejecutado. Cuando la fiesta está desatada, irrumpe ‘So Sorry I Could Die’, un blues sufrido que se distingue del resto del registro por su avance cadencioso, incluso con una detención bastante Zeppeliana al medio, solo para seguir en el groove maldito de un corte aguardentoso. Las gancheras ‘Eyes Of Oblivion’ y ‘A Plow And A Doctor’ vuelven a posicionar el registro en los rieles del rock garajero en base a coros gigantes, composiciones explosivas que serán un deleite cuando se presenten en vivo comandadas por un Andersson que sube un peldaño en la interpretación vocal y exhibe una vistosa madurez.

La triada ‘Positively Not Knowing’, ‘Tin Foil Soldier’ y ‘Beguiled’ encaminan bien el lado sur del disco, en el que el baterista Robert Eriksson, el guitarrista Dregen, el tecladista Anders Lindström y el bajista Dolf DeBors siguen acompañando al hombre ancla en esta aventura que tiene como destino un monumento a los grandes del rock clásico como The Rolling Stones, T-Rex, The Stooges, Kiss y Thin Lizzy, por nombrar algunos. No es nada nuevo en el universo de The Hellacopters, lo sabemos, pero vaya que saben encontrarle la vuelta de tuerca para no repetirse ni sonar condescendientes, sino que aprovechan cada pieza y le añaden ese engranaje punk para que las canciones no decaigan en ánimo. De hecho, la aceleración es tal que ‘The Pressure's On’ y ‘Try Me Tonight’ aparecen como señal de que la ruta se termina en el mismo tenor de todo lo que se escuchó anteriormente, lo que en trabajos de corta duración es perfecto porque el círculo se completa sin dejar paso a cuestionamientos, ni con fuegos artificiales innecesarios.

Es fácil encariñarse con la octava placa de los suecos. Se nota que la banda está cómoda, que lo pasan bien y que no tienen que rendirle cuentas a nadie. Después de todo, han seguido la senda de los grandes del rock que ellos tanto admiran, es decir, dejar para la posteridad trabajos incuestionables, forjar una fanaticada que los quiere, detenerse cuando fue preciso y regresar también en el instante indicado. Si el auditor busca volver a enamorarse de Nicke Andersson y los suyos, este es el disco perfecto porque está a la altura de sus grandes clásicos, ni más ni menos. Al final, uno termina de escuchar “Eyes of Oblivion” (2021) y dice: “Esta banda no decepciona”. ¿Qué mejor sensación que esa cuando se trata de una pandilla tan entrañable como The Hellacopters? Gracias por regresar, chicos, los extrañábamos.

Pablo Cerda