Cocteau Twins

1990. 4AD.

 

Pocas veces podemos relacionar un género completo con la carrera de una banda y, más difícil aún, asociar más de un estilo como parte de su legado. Una de las bandas clave para entender el devenir de la música alternativa en las décadas pasadas fueron los británicos de Cocteau Twins, conjunto de discografía obligatoria, imprescindible en la formación de géneros como el dream pop y ethereal wave. Los escoceses se hicieron notar desde un inicio con su tenebroso debut “Garlands” (1982), trabajo que no dejó indiferente a nadie y que es considerado hoy como un disco de culto para los amantes del rock gótico y el post punk, sirviendo, además, como antecedente de aquel ethereal wave tan distintivo que caracterizaría a “Treasure” (1984), para muchos, de los mejores álbumes de su discografía.

 

Desde su anterior proyecto “Blue Bell Knoll” (1988), ya se aprecia un intento por desligarse de aquellos elementos que caracterizaron sus primeros discos, incorporando un pop ambiental tempranero para su época que no termina por definirse del todo, quedando a medio camino en la propuesta que querían conseguir. Llegada la década de los 90, la banda liderada por Elizabeth Fraser y Robin Guthrie, tenía más que clara la fórmula de su nueva creación. En primer lugar, se aprecia un alejamiento de aquellos rastros ochenteros de su sonido, tanto en la producción como en la composición misma, incorporando elementos rítmicos del rock alternativo más característico de los 90. Esto se aprecia en canciones como ‘Fotzepolitic’ e ‘Iceblink Luck’, en los que se evidencia una clara ruptura con la estética de la década anterior.

 

El apartado atmosférico y la sensual voz de Fraser siguen estando presentes, esta vez bajo una frescura que no se había visto hasta ese entonces en el género. Prueba de ello es la bellísima ‘Cherry – coloured Funk’, fácilmente uno de los mejores temas en su carrera, alabada tanto fuera y dentro del estilo: una experiencia sonora capaz de ponerle la piel de gallina hasta al tipo más duro. Una gran forma de abrir el álbum. El impecable trabajo de guitarras de Guthrie, siempre consistente y en función de la música, se aprecia en ‘Pitch the Baby’, el segundo track de la lista, que demuestran las virtudes del guitarrista para saber ser la segunda espada detrás de su vocalista líder. Se suma también ‘Road, River and Rail’, de las composiciones más enigmáticas y melancólicas que los Cocteau hayan hecho jamás.

 

El homónimo ‘Heaven or las Vegas’ es una clara muestra de la capacidad comercial que siempre tuvo el grupo, sin importarle mucho la recepción de las grandes masas, es quizás, de las canciones mas conocidas en su carrera. El último track del álbum ‘Frou-Frou Foxes in Midsummer Fires’ viene a cerrar de forma redonda un disco atemporal, tan innovador y sólido que es capaz de definir por sí mismo el arquetipo del dream pop de los 90. Una producción que está a altura de los mejores discos de la banda, siendo, además, su producción más vendida, poniéndose de tú a tú con el aclamado “Treasure” (1984).

 

“Heaven or las Vegas” tiene un lugar guardado como uno de los discos más importantes de la década, gozando de unánime aprobación por parte de público y crítica, mientras que su influencia fue vital para el desarrollo de géneros como el shoegaze y bastante apreciable en artistas como The Cranberries, My Bloody Valentine y la mismísima Grimes. El legado de Cocteau Twins sigue vigente, y a pesar de nunca entrar por completo en el mainstream, es por lo mismo, considerada como una de las bandas under de mayor importancia de la cultura popular.

 

Andrés Fuentealba.