System of a Down

2005. Sony

“We are the people… los cantantes somos las personas que llegamos allá donde los políticos no llegan…” grande Franky. Es este largo brazo de expresión que estrecha a los que se encuentran fuera del sistema –ese que sigue en caída, más bien, en pique-, a aquellos que se reducen al margen y los que sufren de heridas graves en su dignidad. Es ahí donde llega System of a Down, poniendo a prueba a sus seguidores con un disco que derrumba todas las concepciones de esta época, un álbum extraordinariamente poderoso con evidentes influencias del thrash metal y algunos dejos de Faith No More en las letras, si no chequeen “Cigaro”.

Daron Malakian y compañía en esta primera parte de su disco doble están más furibundos que nunca. Si piensas que “Toxicity”, por ejemplo, fue un combo knock out directo a tus oídos y a tu mente, con “Mezmerize” simplemente te subes al ring y no puedes evitar que te golpeen una y otra vez… es un recorrido sin descanso, irónico, energético, sorprendente, uf, miles de conceptos que sólo pueden evocar los System.

El trabajo de cada uno de los miembros de la banda reluce por la impresionante creatividad desplegada en cada uno de los temas, cuyo principal combustible surge de la irrazonable invasión de EE.UU. a Irak, donde viven algunos familiares de Malakian, la constante negativa del gobierno norteamericano de reconocer el genocidio armenio, y los artificios de la vida en Hollywood. En “Soldier Side”, la introducción al disco, Malakian y Tankian vocalizan sobre una base de guitarras de un estilo oriental, invitando a entender la vida del soldado, temática que continúa en “B.Y.O.B”, el round 1, donde Malakian con un estridente “Why do they always send the poor?!” dando comienzo a una batalla thrash-punk-hardcore inolvidable, directa, a la ofensiva, que de repente se detiene y de repente te toma y te tira directamente al suelo, golpeándote con tu propia inconsciencia, así de fuerte… cambiando de ritmo y de intensidad a su gusto, la guitarra sigue filosa a pesar de sus distintas velocidades, la voz prueba con distintos tonos y la batería y el bajo crean el ambiente apocalíptico… es una cosa que no se puede creer.

Y como si “B.Y.O.B.” fuera poco, llega “Revenga”, uno de los grandes temas del álbum, es uno de estos con la marca registrada SOAD… nos encontramos nuevamente con cuerdas metaleras y unas ’trabalenguosas’ letras que luego ceden para que llegue ese sonido oriental que sólo ellos saben unir con los occidentales y cerca del final, reúnen un conjunto de voces que demuestra la innegable calidad de estos muchachos. Se nota que el que la “lleva” es Malakian, pero no en el sentido de llamar la atención y querer apoderarse del protagonismo, sino que precisamente en este disco el más perturbado con los hechos que le rodeaban era él, lo que hizo inspirar la mayoría de las letras y la música.

La entretención continúa con “Radio/Video”, donde nos encontramos con matices más sutiles y más lúdicos, sobre todo en la instrumentación y en la voz –ojo, que éste es uno de los factores claves de “Mezmerize”, la coordinación y los juegos vocales entre Malakian y Tankian- “Cigaro”, el tema mencionado anteriormente, que se filtró en Internet y se convirtió en un hit en Los Angeles, y que, según la banda, se trata de un tipo que no tiene los cojones como para cambiarse de sexo, y “This Cocaine Makes Me Feel Like I’m on This Song”, un título más alusivo a QOTSA del Rated R que a los mismos SOAD… de todas maneras, otra canción de cambios violentos, que suena a Metallica (de los ochenta), hardcore-arabian dance y a un delicioso sarcasmo.

Pero los ‘asaltos’ en este ring no acaban, “Violent Pornography” se destaca por unir tal vez en forma un poco absurda la denuncia y el humor negro, acusando a la TV como un medio productor de mierda, sin otro objetivo más que el de remecer los pensamientos dormidos en forma aguda, herramienta que System of A Down maneja con gran habilidad; pues, pese a que los elementos que conforman sus composiciones nun o son masivos (política+metal), principalmente porque no son prototipo de ningún estilo, alcanzan límites que trascienden los idiomas y la misma quietud y sin sentido que caracteriza a la sociedad de hoy. Se agradece la exclusividad de System.

Y aquí viene la hermana de “Spiders” y “Forest”, llamada “Question!”. Es tema intensísimo, súper melódico, las voces son conmovedoras y también muy agresivas. Luego “Sad Statue”, una clarísima referencia a la Estatua de la Libertad, más bien, a una generación desilusionada de sí misma y que se mantiene incólume frente al sufrimiento humano; el más raro de todo el disco, “Old School Hollywood”, que cuenta con efectos electrónicos pero que, para el concepto de la canción, funciona perfecto: Malakian narra la experiencia de compartir con “estrellas” de Hollywood un juego de béisbol, y como epílogo, “Lost in Hollywood”, un epílogo construido como un anti-himno, que da final al acalorado, irascible y por supuesto, acelerado Mezmerize.

Los once asaltos han terminado, pero la sensación de querer seguir luchando permanece inmóvil. Luchar por el rock, luchar por creencias, luchar por representar a los sin nombre, ese es el lema de System of a Down, y lo hacen sin temor a perder, pues saben que su lugar en la historia ya tiene inscrito su nombre. Ahora, a esperar “Hypnotize” se ha dicho.

María de los Ángeles Cerda