Nine Inch Nails The Downward Spiral Miércoles, 08 de Marzo de 2023 1994. Nothing/Interscope/Universal Lo que separaba al mundo de Trent Reznor era la impermeabilidad con que se sumía en cada una de sus obras. “Pretty Hate Machine” ya había convertido a Nine Inch Nails en un hito del rock de los noventa, pero “The Downward Spiral” supo conjugar como ningún otro disco de su período el lado humano más espeluznante y crudo que se haya vivido hasta ese momento. Lo de Trent Reznor en su alterego Nine Inch Nails no era la mera teatralidad, sino la exposición de la sensibilidad más autodestructiva hasta la superposición de cientos de capas de sonidos y el nihilismo puro, gritando a viva voz los ruidos y las palabras que nadie quería oír; una máquina que aun sumida en el horror de los tabúes originaba canciones asequibles sin apelar al sentimentalismo. Nine Inch Nails reafirmó su personalidad agresiva, honesta y furiosa definiendo un estilo que se ahondaba en la electrónica y el peso de las guitarras y del golpe de las baterías, junto con la profunda exploración de sí mismo y el desprecio expresado en el constante dolor de Reznor. “The Downward Spiral” es el trabajo que resume de mejor manera toda la paleta de sensaciones del hombre escondido tras el alias, reunidas en las líneas que forman al primer track, soy voz, soy odio, soy necesidad, soy el miedo y la culpa. El masoquismo en ‘Mr. Self Destruct’, una de las piezas claves de todo este álbum, no sólo se destaca por el profundo sentido de sus letras, sino también porque Reznor encontró una forma de componer donde podía pasar por distintos humores y entornos causando el mismo choque. Con las “guitarras generadoras de texturas” de Adrian Belew (King Crimson) y los beats, los experimentos electrónicos y la intensa voz de Reznor, esta apología al autoflagelamiento funciona como la introducción perturbadora e iniciática al viaje que propone el compositor desde ahora en adelante. Asimismo, las melodías juegan un importante rol en “The Downward Spiral”. Sin abandonar su cercana relación con los teclados, su sonido juega un rol tan preponderante como el de las cuerdas de Belew en la constitución de entornos incómodos. En ‘Piggy’, el “pig”, uno de los receptores favoritos de los mensajes de Reznor, expone la monocromía de la contrariedad con una melodía in crescendo que en la apariencia pretende ser seductora, con uso casi absoluto de la percusión, y que logra incrementar esa patente impresión de temor. En ‘Heresy’, Reznor se enfrenta a otro de sus permanentes interlocutores: “God”, en la cual da por obsoletas las ideas del cristianismo. Trent es un verdadero humanista, tal como lo diría el mismo Demonio. Aquí, la notable influencia de David Bowie se hace palpable en su voz en aquellos falsettos new wave, absorbiéndolos como si siempre hubieran sido parte de él. Para ‘March of the Pigs’, uno de los manifiestos de Nine Inch Nails, se presentan todas las contraposiciones necesarias para describir a la banda, la suavidad del piano que cuestiona, la electrónica y el inconfundible ritmo marcial que conforma su himno de guerra per se, el susurro, la exclamación y hasta la sugerencia. ‘Closer’, por su parte, el gran “hit” de Nine Inch Nails, muestra a un Reznor inexorable, con una duradera reserva de hostilidad, en su peak hipermasculino, basado casi exclusivamente en una electrónica ambient que suaviza las letras (o traumatiza, dependiendo de la perspectiva), en lo que podría ser una gran anti-balada, que persigue la sola satisfacción de la carne por sobre todo lo demás, incluso la profunda desilusión de contar sólo consigo mismo. ‘Closer’ manifiesta que dentro de Nine Inch Nails, Reznor puede llegar a ser la criatura más abierta, que necesariamente tiene que vivir bajo el alero de un seudónimo para poder condensar sus pensamientos e intenciones por medio de esa vía. ‘Big Man With a Gun’ continúa en esa senda sadomasoquista (planteada en ‘Mr.Self Destruct’) con una idea adoptada de Led Zeppelin y el "every inch of my love" de su ‘Whola Lotta Love’, claro que llevada a un extremo. En cada pulgada, este es un hombre que golpea, que disfruta su propia agresividad más que el mismo acto sexual, en el tema que musicalmente está más emparentado a “Pretty Hate Machine” dentro de todos los que forman parte de “The Downward Spiral”, y que se transforma en el epítome del Yo, separada por ‘A Warm Place’, y seguida en ’Eraser’. Para el final llega el conmovedor track ‘Hurt’, que cierra esta placa y donde Reznor rehúye las amenazas para encontrarse a sí mismo, con la máxima aflicción que se le ha podido oír dentro de toda su discografía. “The Downward Spiral” es el equilibrio entre la ira, la búsqueda de la perfección, las batallas internas y un sonido imperecedero: con este segundo disco de estudio, Nine Inch Nails se transformó en la bestia y en la viva representación de lo políticamente incorrecto y en un referente, que hasta ahora, no ha logrado comparación. María de los Ángeles Cerda Tags #Nine Inch Nails #NIN #The Downward Spiral #Trent Reznor #Stephen Perkins #Adrian Belew #Alan Moulder #Flood Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. Ultimos Contenidos Rock Noticias Rockaxis te invita al retorno de The Brian Jonestown Massacre Miércoles, 29 de Marzo de 2023 Rock Clásicos Scorpions Miércoles, 29 de Marzo de 2023 Rock Clásicos Suede Miércoles, 29 de Marzo de 2023 Rock Noticias AC/DC, Ozzy, Metallica, Iron Maiden y Tool estarían en festival PowerTrip Miércoles, 29 de Marzo de 2023 Rock Noticias Pete Townshend retoma su faceta solista Miércoles, 29 de Marzo de 2023 Rock Clásicos Supertramp Miércoles, 29 de Marzo de 2023 Rock Clásicos Jeff Beck Miércoles, 29 de Marzo de 2023 Rock Noticias Smashing Pumpkins presenta el single 'Spellbinding' Martes, 28 de Marzo de 2023