¿Amor o confusión? El legado póstumo de Jimi Hendrix Lunes, 06 de Septiembre de 2021 (Artículo publicado originalmente en revista #Rockaxis207, septiembre 2020) El 5 de septiembre de 1970, Jimi Hendrix declaró a la revista británica Melody Maker que quería «una gran banda para pintar cuadros de la Tierra y del espacio, para que quien escuchar pueda transportarse a cualquier lugar». El guitarrista se encontraba preparando su cuarto álbum de estudio, que tras su inesperada muerte, días después, jamás pudo concretar. El guitarrista dejaba este plano físicamente, pero con parte de su talento encapsulado en cintas con horas y horas de grabación, con las que perpetua su nombre y desafiará el tiempo cruzando décadas. Desde aquel mismo 1970, aquel material inédito comenzó a ser comercializado, en una empresa que no ha cesado hasta nuestros días. ¿Vale la pena difundir material del zurdo guitarrista, reconocido por su obsesiva búsqueda de la perfección, que no llegó a terminar? Sin duda, en el caso de Hendrix, puede decirse que su obra post mortem ha sido maltratada. Sin embargo, también es justo indicar que entre tanta publicación deshonrosa, hay sorpresas gratas que invitan adentrarse aún más en el universo compositivo del zurdo oriundo de Seattle. Por Equipo RX Cuando Jimi Hendrix murió el 18 de septiembre de 1970, ultimaba los detalles de un nuevo disco. Por entonces, ya era de conocimiento público que el excelso guitarrista estaba buscando nuevos horizontes por donde extender su sonoridad. Para eso, no solo intenta hacerse de un combo musical acorde a sus inquietudes, sino que armó su propio centro de operaciones: el Electric Lady Studios. Pero todo quedó truncado. El mundo solo se quedó con sus tres magníficos LPs editados a finales de los sesenta –“Are You Experienced”, “Axis: Bold as Love” y “Electric Ladyland”– y, ante su fatal deceso, se convertía tempranamente en una leyenda de la música pop. Sin embargo, tanto aquel álbum que estaba preparando, más un centenar de horas de grabaciones que dejó en cintas, han permitido que con el tiempo, los custodios de su legado tomaran la decisión de perpetuar su obra a través de álbumes póstumos, los que contienen aquel material inconcluso dejado por Hendrix en vida. Desde 1970 a la fecha, 13 son los compilados póstumos que se han editado bajo su nombre, los que contienen maquetas, demos, rarezas y jams de estudio inéditas hasta entonces. Sobre la calidad de cada una de esas publicaciones, quedan muchas incógnitas abiertas. Hendrix tenía tantas grabaciones en estado de construcción que, seguramente, las habría reformado completamente en busca del corte perfecto. Se suman a ese catálogo post mortem de estudio, una decena de registros en vivo (muchos de ellos también disponibles en formato audiovisual) recuperados de las diversas presentaciones que el virtuoso guitarrista realizó a fines de los sesenta y que han salido a la venta durante todos estos años. Desde la mítica presentación en Woodstock, hasta los conciertos en el icónico Fillmore East o las sesiones en la BBC. O, sin ir más lejos, el recientemente anunciado lanzamiento de un nuevo CD/DVD con el documental "Music, Money, Madness... Jimi Hendrix in Maui". De esta forma, el nombre de Jimi Hendrix nunca se ha sacado de las góndolas de discos ni de las playlists de novedades. En esta conmemoración de los 50 años de su muerte, el equipo editorial de la revista Rockaxis revisó la discografía póstuma del guitarrista y recomienda ocho albumes, entre compilaciones y registros en vivo, que todo fanático de Hendrix debeía escuchar. "The Cry of Love" (1971) El primer álbum póstumo de Hendrix, lanzado pocos meses después de su muerte. “The Cry of Love” constituye la mejor síntesis sobre el eventual devenir de su carrera en los setenta, donde el guitarrista virtuoso pasa a un segundo plano (eso ya todo el mundo lo sabía) y se impone el compositor que se arriesga y busca nuevas sonoridades. A esto se suma el talento de Eddie Kramer como ingeniero, lo cual es un punto fundamental en esta historia, ya que fue grabado, mezclado y terminado en los recién inaugurados estudios Electric Lady, el “juguete” que Hendrix había comprado y habilitado para el desarrollo de sus ideas e inquietudes, y que alcanzó a aprovechar solo unas semanas antes de su fatídica muerte. Por ello, en primer lugar, este álbum impresiona por su buen sonido y masterización, pero además, Kramer tuvo la sensibilidad adecuada para finalizar esas canciones tal como Hendrix hubiese querido. Y es así como nos encontramos con una conjunción de rock, algo de jazz, soul y blues, en grandes obras como ‘Freedom’, la magnífica ‘Ezy rider’ (con Buddy Miles deslumbrando en la batería), la sutileza de ‘Drifting’ y ‘Belly button window’, y toda la experimentación en ‘Night bird flyin’’ y ‘Astro man’. Pero entre las maravillas que Hendrix nos dejó para la posteridad, ‘Angel’ tiene un lugar de honor reservado: no sólo es una de sus más sentidas e inspiradas composiciones, sino que sintetiza la proyección de su propuesta estilística y musical, reflejando el enorme compositor que fue. (Emilio Garrido) "First Rays of the New Rising Sun" (1997) El primer álbum preparado bajo la supervisión de la familia de Hendrix. “First Rays of the New Rising Sun" se lanzó por primera vez en 1997, en un intento de recrear el álbum en el que estaba trabajando al momento de su muerte, lo más cerca posible de cómo él lo hubiera querido (basado en grabaciones y notas que hizo durante los últimos meses de su vida). La misión para lograr este cometido fue gracias al esfuerzo conjunto entre el ingeniero y co-productor de Hendrix, Eddie Kramer; John McDermott, conocido historiador del guitarrista; y el avezado baterista Mitch Mitchell. «Traté de pensar en lo que Jimi hubiera hecho, o en lo que hubiera querido. Una tarea muy difícil», confesó años después al respecto. Las 17 pistas de este álbum reúne las maquetas más terminadas de las que había registros hasta demos básicos, con grabaciones originales tomadas de cintas master que datan de marzo de 1968 hasta las últimas sesiones en los recién terminados Electric Lady Studios en agosto de 1970. Así, “First Rays of the New Rising Sun” fue el primero de una serie de álbumes póstumos con rarezas codiciadas de alta calidad y logros musicales creativos inéditos y desconocidos de Hendrix, entre las que destacan ‘Night bird flying', ‘Angel’, ‘Dolly dagger’, ‘Hey baby (New rising sun)’ e ‘In from the storm. Todas, pistas que indican el último gesto elegante e innovador de Jimi Hendrix como artista integral. (César Tudela) "BBC Sessions" (1998) Al morir, Jimi Hendrix dejó tanto material sin publicar, incompleto o inédito, que fácilmente se podría publicar un disco al año, con grabaciones nunca antes escuchadas. Y no toda esa música estaba en manos de su familia, como las interesantes apariciones de Hendrix en los estudios de la BBC. Liderando la Jimi Hendrix Experience, el guitarrista apareció en muchas ocasiones en la compañía británica. En un momento de esta impecable colección doble, afirma que prefiere tocar en vivo e improvisar, más que trabajar en el estudio. Y así se siente. Mitch Mitchell –impresionante como siempre– en absoluta conexión con el bajo de Noel Redding, entablando un pacto de fuego y hermandad con las seis cuerdas del nacido en Seattle. En este compendio –entre medio de voces de anunciantes y alguna que otra breve interacción– existe el balance de creaciones propias y varios covers. ¿Momentos para destacar? Varios: la aparición en ‘Happening for Lulu’ a inicios de 1969, que le valió el veto de la compañía británica hasta el día de su muerte. Otro más afortunado: la única versión en estudio de 'Can you please crawl out your window?' (original de Bob Dylan), además de la aparición de un joven Stevie Wonder nada menos que en la batería. (Jean Parraguez) "Live at Woodstock" (1999) Hay quienes dicen que el Festival de Monterrey de junio de 1967 es el que mejor encarna el espíritu del hipismo, con una cartelera de artistas sencillamente exquisita en un momento irrepetible de la música pop. Otros, en cambio, optan por la tercera versión del Festival de la Isla de Wight de agosto de 1970, con artistas de renombre en estado madurativo y la más alta convocatoria que recuerde la época. Pero en la suma, siempre el primer puesto es para el mítico Woodstock de 1969. El documental de Michael Wadleigh, “Woodstock: 3 days of peace and music”, tiene gran parte de la responsabilidad, llevando en tiempo real las icónicas imágenes alrededor del mundo, dentro de las cuales destaca el impecable cierre de Jimi Hendrix con la sección más larga dentro de la cinta. Así, Hendrix en Woodstock se convertía en un ícono del siglo XX. Este álbum es un tesoro en la medida que sintetiza el zeitgeist de la contracultura occidental, pero también porque contiene la energía de un artista en la cresta de la ola que, en el caso particular de este show, llevaba tres días sin dormir con una banda prácticamente improvisada luego de la separación de su clásico Experience. Y tiene todo lo que queremos de un disco en vivo: energía, tensión, espectacularidad, historia. Sudor y barro. Escuchar, por favor, ‘The Star-Spangled Banner’ –su versión explosiva del himno estadounidense– y la impresionante ‘Voodoo chlid’, que deja sin aliento al más incrédulo y conservador de los mortales. (Cristofer Rodríguez) "Live at Berkeley" (2003) The Cry of Love Tour fue la última gira realizada por el virtuoso guitarrista y el intento parcialmente fallido de su manager por reunir a la formación original de The Jimi Hendrix Experience, con Mitch Mitchell y Noel Redding, que finalmente no retomó su puesto (se dice que Hendrix nunca tuvo la intención de trabajar con el bajista, con quien tenía una relación difícil). Billy Cox, de la Band of Gypsys, fue entonces el encargado de las cuatro cuerdas. “Live at Berkeley” es uno de los registros más aplaudidos de esa gira –por supuesto, hay más–, donde junto a versiones iniciales de las póstumas ‘Hey baby (New rising sun)’ y ‘Straight ahead’, los clásicos suenan tan incombustibles que es inevitable pensar en lo que vendría tres meses después en la historia truncada, y en cuántas guitarras le quedaban por incendiar a Jimi Hendrix en los años venideros, con la explosión de la era rock. El álbum, lanzado en 2003, recoge el audio original de las cintas master del segundo show realizado en el Berkeley Community Theatre, remasterizadas digitalmente por su ingeniero de siempre, Eddie Kramer. El pulso magnético que exuda la guitarra de Hendrix en la media hora final del disco –con ‘Machine gun’, ‘Foxy lady’, ‘Star spangled banner’, ‘Purple haze’ y ‘Voodoo child’–, es una gran muestra de las capacidades del guitarrista. (Felipe Godoy) "Valleys of Neptune" (2010) La década del 2010 empezaba con el primer disco póstumo de Hendrix desde “South Saturn Delta” (1997) y abriría la puerta para una seguidilla de lanzamientos que tendría en alto el nombre del guitarrista durante un buen tiempo. Si bien mucho de su contenido rondaba en registros oficiales y no oficiales, “Valleys of Neptune” lo encapsula de la forma adecuada para que fanáticos y completistas se regocijen con la increíble fuerza creativa del ícono. La mayoría de los tracks fueron concebidos a principios de 1969, mientras The Jimi Hendrix Experience trabajaba en lo que sería la continuación de “Electric Ladyland”, y funciona como una instantánea del último esfuerzo de su formación original, además de incluir la participación de Billy Cox en el bajo de tres canciones. Covers como ‘Bleeding heart’ de Elmore James y ‘Sunshine of your love’ de Cream se unen a versiones de las clásicas ‘Stone free’, ‘Fire’ y ‘Red house’, siempre en un tono expansivo, vibrante y revelador. La titular ‘Valleys of Neptune’ y la relectura eléctrica de ‘Hear my train a comin’ producen un torbellino de emociones cuando se encuentran con ‘Mr. Bad Luck’, ‘Ships passing through the night’, ‘Lover man’, ‘Lullaby for the summer’ y ‘Crying blue rain’, ideas sugerentes de lo que Jimi fue, pero también de lo que quería ser, especialmente cuando abrazaba sus raíces R&B. Con un arte que mezcla un autorretrato pintado en 1957 y una fotografía de Linda McCartney de él en tonos azules, “Valleys of Neptune” es una valiosa adición al catálogo de Hendrix. (Pablo Cerda) "Winterland" (2011) Es probable que la mejor forma de captar la esencia de Jimi Hendrix sea escuchando (o viendo) sus interpretaciones en vivo. Como en “Winterland”, box de cuatro discos que recogen shows grabados en seis presentaciones de octubre de 1968. Algunas de las canciones se interpretan varias veces, como ‘Purple haze’, que tiene cuatro distintas tomas en vivo. De igual forma, destacan varias joyas como las versiones de ‘Like a Rolling Stone” de Bob Dylan, ‘Sunshine of your love" de Cream y ‘Killing floor’ de Howlin 'Wolf. La pasión de Hendrix lo lleva a veces a salirse de las métricas y lanzar notas fuera de la armadura de la canción. Situaciones que resuelve de manera natural y sin complicaciones estéticas. De hecho, a ratos parece escucharse a la banda en un éxtasis más cercano al desorden que a otra cosa. No es el mejor registro de su música en vivo, pero sin duda un imperdible para los fanáticos. (Juan Pablo Andrews) "People, Hell & Angels" (2013) A 43 años del fallecimiento de Hendrix llegó uno de sus últimos compilados póstumos, “People, Hell & Angels”. Las 12 canciones acá publicadas fueron anunciadas como inéditas (lo serán por las tomas de estudio, porque las canciones ya se conocían), fueron grabadas con la mente puesta en el disco que Jimi iba a sacar en 1970. Matices más, matices menos, el álbum nos ofrece lo de siempre: un guitarrista extraordinario, experimentando y que puede moverse entre estilos con una facilidad increíble, algo a lo que el músico norteamericano nos tenía acostumbrados. Pero tras la escucha, uno se pregunta si el artista realmente quería publicar estas creaciones o en qué aportan en su inigualable discografía. A siete años de la liberación de este material, la sensación que deja es que es para los fans acérrimos y de los que se deleitan con el arte de las interminables jams. Aunque, para ser justos también, el álbum –o Jimi Hendrix, mejor dicho– se despacha una grata sorpresa: acá aparecen por primera vez en sus versiones de estudio, cuatro temas que Jimi registró junto con su Band of Gypsies en 1969. ‘Hear my train a comin’’ –muy superior en el groove a la versión de la Experience que se encuentra en las BBC Sessions–, ‘Earth blues’, ‘Bleeding heart’ y ‘Villanova junction blues’ –que tocó en Woodstock pero que acá tiene un tempo más lento–, funcionan como excusa para ponerle play a este disco que muestra otras “rarezas” ya conocidas como ‘Izabella’, ‘Inside out’, ‘Hey gypsy boy’, ‘Ezy Rider’ y ‘Hey baby (New rising sun)’. (Bastián Fernández) Tags #Jimi Hendrix Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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