Megadeth: Aplastando el mundo con guitarras

9 de abril de 2024. Movistar Arena

 

(Revisa AQUÍ la galería de fotos del show)

 

Siempre las grandes citas del Heavy Metal en Chile dejan postales para la posteridad, como ver las calles aledañas plagadas de metaleros, familias completas llegando al lugar en total tranquilidad y armonía y un recinto totalmente lleno, amén de una cantidad infinita de fans de todas las edades luciendo camisetas de Megadeth, en un signo inequívoco de que la banda del colorado Mustaine en Chile juega de local, algo que ocurre desde esa primera y legendaria visita de 1994. El Metal dejó de ser esa música marginal que molestaba y preocupaba a nuestros padres en los 80’s y ahora es un estilo transversal, con un base de fans que arranca en los 7 u 8 años sin tope ni límite de edad, y por ello el género ha logrado una perpetuidad que no tiene fecha de caducidad, algo que también se traslada a Megadeth que brindó un show solidísimo y sin fisuras, demostrando sobre el escenario que el grupo tiene combustible para rato.

 

Pero antes, a las 20 hrs, la banda nacional Saken tenían el privilegio de abrir el show de Megadeth por segunda vez (tal como lo hicieron en el 2016 en el Teatro Caupolicán), y el cuarteto no desaprovechó la oportunidad y realizaron un set totalmente contundente y con un gran sonido. Con un recorrido de 30 años, su gran experiencia y dominio se nota en las tablas, y en esta oportunidad contaron como invitado con el baterista Rod Leiva que realmente tuvo una gran performance, mientras la banda era magistralmente conducida por su vocalista y líder Carlos Quezada. El punto más alto de su show sin duda fue cuando invitaron al escenario al vocalista de Dark Funeral, Andreas Vingbäck, para una brutal interpretación de ‘Nasty Gods’, y aunque su show fue cortito, de solo 30 minutos, fue muy contundente y celebrado por un Arena que se encontraba ya totalmente lleno durante su sólida y gran presentación.

 

 

Dicen que una no es ninguna, y yo agregaría que 14 tampoco, porque Megadeth es de esas bandas que siempre los fans y amantes del Metal tienen ganas de ver, y un Movistar Arena lleno hasta las banderas confirmaba que esta visita número 14, y después de siete años de ausencia de nuestros escenarios, resultaba una cita imperdible. A las 21 hrs. en punto sonó la introducción y el cuarteto arrancó con ‘The Sick, the Dying… and the Dead!’ que le da nombre al último disco de estudio de la banda. Los fans esperaban que el grupo tocara el mismo setlist que dos días atrás habían interpretado en Lima, en el inicio latinoamericano del “Crush The World Tour’, pero Mustaine cambió varios temas para este show y ‘Skin O’ My Teeth’ sonó a continuación llevándose una gran ovación. La producción de escenario era más austera que la que llevaron en la gira del año pasado, sin las enormes pantallas Led, tan solo con una gran telón de fondo, la batería elevada y eso sí, un gran juego luminotécnico. Otro punto a destacar fue el gran sonido, perfecto en balance y definición, lo que permitía disfrutar de todos los matices de la música.

 

‘Dystopia’ fue otra de las sorpresas de la noche (vale mencionar que en Lima tocaron temazos como ‘Dread And The Fugitive Man’, ‘Devil’s Island’, ‘Wake Up Dead’ e ‘In My Darkest Hour’ que no tocaron en Chile, pero allá tocaron 15 temas y acá 16), para seguir de gran forma con una vitoreada ‘Hangar 18’ tras la cual Dave Mustaine saludó por primera vez a la efusiva y masiva concurrencia. A Dave se le veía bien, animado, feliz, tocando con una sonrisa en la cara y con un estado vocal mejor que en algunas visitas anteriores. El nuevo integrante, el guitarrista finlandés Teemu Mäntysaari de 37 años de la banda Wintersun, sin duda posee el bagaje técnico y virtuoso para tocar en un grupo de la exigencia de Megadeth (tocó algunas notas fantasmas durante el solo de ‘Tornado Of Souls’, pero clavó el solo arábigo de ‘Holy Wars’), pero le falta más protagonismo y despliegue escénico, eso que aportaba Kiko Loureiro quien se movía por todo el frente del escenario siempre con una sonrisa en la cara, mientras que a Teemu no le saca una sonrisa ni Don Comedia. Es muy prolijo y preciso en su ejecución, pero esos detalles antes mencionados sin duda también contribuyen al espectáculo. Veremos si Mustaine más adelante lo anuncia como miembro permanente, sobre todo porque nada ha mencionado sobre sus dotes como compositor.

 

 

La sección rítmica con un James LoMenzo en bajo por quien parece no pasan los años, y el siempre sólido y contundente Dirk Verbeuren en la batería, le dan el peso y empaque que las canciones requieren, por lo que el show siguió adelante como por un tubo con ‘Sweating Bullets’ y otras de las sorpresas como ‘This Was My Life’ que sonó realmente pletórica. También hubo presencia de los hits radiales como ‘Angry Again’, ‘She Wolf’, ‘Trust’ y ‘A Tout Le Monde’, para cerrar la primera parte del show con un triplete mortal y asesino con ‘Tornado Of Souls’, ‘Symphony Of Destruction’ y la lacerante ‘We’ll Be Back’, también del último disco.

 

El primer bis llegó de la mano de dos trallazos como ‘Peace Sells’ y la celebrada ‘Mechanix’, otra de las grandes sorpresas, para tras cartón un Mustaine muy sonriente y feliz decirle a la audiencia que “es hermoso escuchar sus voces cantando” y también contó que en una entrevista reciente un periodista le había preguntado si sus canciones seguían siendo relevantes y dijo “el mundo está cada día más loco y jodido” y la respuesta a ello fue ‘Holy Wars... The Punishment Due’ que fue el cierre mega contundente para un show que se hizo cortísimo en sus 90 minutos de duración, algo que suele suceder cuando un concierto brilla por todo lo alto. “Dave está impecable, se mantiene bien, está paradito” comentaban los fans en el post show y la verdad es que si, ver a un Mustaine feliz y radiante, y verlo arqueando su espalda hacia atrás mientras levanta su guitarra Flying V hasta el cielo, es una postal que queremos seguir viendo por mucho tiempo más. ¿Para cuándo la 15?

 

Cristián Pavez

Fotos: Sergio Mella