Korpiklaani: Espíritu festivo

Jueves 30 de noviembre de 2023

Club Chocolate

 

La música de los fineses Korpiklaani es una celebración de por sí, es cosa de escuchar esa impronta folk que nos transporta a los bosques con una botella de licor en mano. Como si eso no bastara, se suma el hecho de que su actual recorrido por Sudamérica se enmarca en el festejo de sus ya dos décadas de carrera (sin contar su periodo bajo el nombre Shaman), por lo que cualquiera que se dirigiera al Club Chocolate sabía de antemano que lo que se viviría sería una fiesta folk en todo su esplendor. Además, su ausencia en tierras chilenas se prolongaba desde diciembre de 2015, por lo que las ganas de disfrutar no eran pocas.

 

El apoyo a la banda de apertura no siempre resulta tan efervescente como sucedió con Folkheim, quienes tuvieron a un público motivado en cada uno de sus alrededor de 30 minutos de show, cantando, saltando, e incluso motivando los primeros mosh de la velada. Aunque el sonido no fue el mejor, al faltarle potencia a la voz principal en la mezcla, el número local probó una vez más ser más que efectivo para shows del género, contando además con un público que claramente disfrutó de canciones como ‘Cherubic Anguish’, ‘Kiepja’ y la encargada de cerrar ‘Vaai Honga Kaina’.  Sólida presentación de los nacionales.

 

 

Más allá de la nutrida cartelera musical de este último día de noviembre, con Dark Angel arrasando en el Teatro Cariola y The Cure reuniendo en masa a seguidores de diversos estilos, el recinto del Barrio Bellavista no estuvo lejos de quedar ocupado en su totalidad, y es que a ya ocho años de su última visita, la fanaticada se hará notar de la mejor manera, tanto en cantidad como en locura. La apertura con ‘A Man With a Plan’, seguida inmediatamente de las clásicas ‘Wooden Pints’ y ‘Happy Little Boozer’ fueron evidencia de lo último, con los presentes respondiendo a esas alegres notas con una euforia generalizada. ‘Journey Man’, ‘Pilli on pajusta tehty’, ‘Sanaton maa’ e ‘Ievan Polkka’ siguieron con la fiesta, manteniendo un ambiente festivo e intenso, en donde no faltó el mosh en los cortes de mayor velocidad. Cabe mencionar que, más allá de que la banda demostró ánimo y actitud en cada momento, no hubo mayor interacción entre cada canción, con un Jonne Järvelä presentándolas escuetamente y con uno que otro agradecimiento, sin mayores palabras, siendo uno de los pocos casos de mayor cercanía la improvisación entre ambas partes durante ‘Kipumylly’. 

 

Estando en medio de la gira por sus 20 años de carrera, los fineses recorrieron cada uno de sus 11 álbumes de estudio, desde material clásico como ‘Pixies Dance’, ‘Tuli Kokko’, y cortes de tiempos más recientes, como ‘Jägermeister’, ‘Pidot’, ‘Niemi’, el flamante cover a Boney M ‘Gotta Go Home’, y un adelanto de un próximo larga duración con la inédita ‘Saunaan’. La aproximadamente una hora y 40 minutos de show no conoció puntos bajos, ni siquiera en canciones algo más contemplativas y de menos velocidad, como ‘Ämmänhauta’, no faltó mosh ni en los cortes de los últimos años, recibidos como si ya fueran archiconocidos por los locales. Si bien en un principio la acústica no fue un punto a favor, conforme avanzó el show se pudo apreciar mejor las texturas de ese sonido folk en donde el acordeón y el violín toman un importante protagonismo, quizás incluso más que las guitarras en varios puntos. 

 

 

Tras ‘Tequila’ -que incluyó un solo de batería por parte de Samuli Mikkonen-, la banda se retiró brevemente del escenario para rematar la feliz jornada con ‘Beer Beer’ -presentada por Jonne mientras bebía una lata del mencionado brebaje- y ‘Vodka’, ambas desatando por última vez el caos en la pista, rematando con un valiente fan que se lanzó del escenario al público. La música de Korpiklaani nos incita precisamente a eso, a una feliz locura motivada en muchos casos por el alcohol que tanto se menciona en las letras, sin necesariamente caer en la agresividad ni la mala onda. Sus seguidores respondieron de la mejor manera, incluso intentando cantar algunas partes de las canciones en finlandés, un idioma complejo por decir lo menos, junto con obviamente saltar y dar vueltas en el mosh. Que no tengan que pasar otros ocho años para volver a tener a este simpático clan por estos lados, porque una vez más quedaron con la sensación de que aquí se les disfrutará con una permanente efusividad. 

 

Luciano González

Fotos: Francisco Aguilar