Pentagram

“Eternal Life of Madness” es un asalto auditivo de guitarras fragosas, baterías contundentes, y un conjunto de vocalizaciones desgarradoras emanadas del mismo averno. El disco, de principio a fin, goza de una versatilidad y el ADN más puro y primitivo del death metal, que Pentagram puede dar alarde de ser una de las agrupaciones que aportó en su definición y que hoy -mejor que nadie- reafirma que su status de referente no es casualidad. Aun cuando se da curso a introducciones magnánimas, atmósferas espeluznantes, pese a ello, las canciones son increíblemente pegadizas, por lo que una vez experimentadas, no se olvidan fácilmente, haciendo del ejercicio de la escucha un momento que trasciende la unilateralidad del sonido para recrear en el subconsciente, escenas abyectas y nauseabundas que se agolpan en diferentes direcciones de la música extrema.

 

El sonido en general es bastante crudo, con un tratamiento en las cuerdas distorsionado y con generosas reverberaciones. Todo se inicia con aquella diabólica intro (que tanto se extrañan) que produce alucinógenos estados de aterramiento, los que escalan a otra dimensión con el ‘El imbunche’, que arremete como una mordaz pieza de gran progresión de riffs y ritmos de batería, luego un grito escalofriante asienta la atmósfera del track. Una canción brutal e inteligente, con arreglos increíblemente rápidos y sobrias líneas de bajo ascendentes. En ‘Possessor’, el tempo va de lento a pegadizo, luego a brutal y así sucesivamente, un ir y venir de sensaciones sonoras que representaron en éste, su último single de adelanto, un excelente corolario de lo que contiene la placa en términos generales.

 

‘Omniscient Tyrant’ es un recurso extemporáneo exquisito, que parece ser sacado desde los años ochenta y que es muestra representativa de que el disco es un devenir permanente de aquella musicalidad de antaño, que te lleva al imaginario de una época gloriosa para la banda y el metal en general. En términos técnicos y estéticos, el álbum cumple a cabalidad con lo que se espera del cuarteto, ningún elemento sobra, la capacidad ineludible de sus músicos de abstraerse de sus proyectos paralelos y el hecho de no caer en sonidos confusos, muestra una cohesión enfocada en los objetivos propios de la agrupación.

 

No es un disco plano ni mucho menos, el poderío infalible de las composiciones desata fuertes cargas de adrenalina y las pausas oscuras necesarias para hacer de la experiencia auditiva algo agradable pese a la extensión de casi una hora del disco. Tracks como la brutal ‘Icons of Decay’ o la ecléctica ‘State Of Graces’ se presentan como puntos altos del disco que, sin opacar al resto, son temas para proyectar como futuros grandes clásicos del grupo.

 

Así, “Eternal Life of Madness” es un espectáculo ascendente de instrumentaciones y pequeños detalles que lo hacen una pieza excelsa, una producción que trasciende y resalta cada una de sus virtudes. El resultado, con un trabajo de producción diferente, habría deslucido mucho. Pentagram no son de aquellas bandas dispuestas a innovar o buscar un sonido más moderno y experimental, en tiempos en que la disponibilidad de recursos es ilimitada para ello, la inercia de la tradición sonora es una virtud, además del trato justo en la producción y el arte gráfico, que conforman una pieza de factura superior. Un álbum que cumple más allá de las expectativas, y ante poco más de una década desde su última producción, solo es posible resarcir dicha espera, con un disco de este calibre.

 

Maximiliano Sánchez