Corey Taylor
CMF2

Resulta complicado encontrar a alguien que tenga un respeto y amor por la música tan profundo como Corey Taylor. Cuando anunció su álbum debut como solista "CMFT" en 2020, surgieron varios cuestionamientos por parte de algunos recelosos, quienes consideraban que ya tenía una carrera consolidada con Slipknot y Stone Sour, además de múltiples colaboraciones con otros artistas, tachándolo de un disco incoherente y un poco desordenado a ratos, por lo que, naturalmente, las expectativas estaban altas para su segunda parte, "CMF2" (2023): había varias bocas que cerrar. Sin embargo, incluso al acercarse a los 50 años y con un impresionante historial de 15 placas de estudio bajo sus diversos proyectos, Corey "Motherfucking" Taylor nunca ha optado por lo convencional.
Reclutando a Jay Ruston en los controles, el aclamado productor no solo de Stone Sour, sino que también de otros titanes como Anthrax, Mr. Bungle y Steel Panther, cuenta con la particularidad de que fue grabado en directo, buscando ese sonido crudo que sólo se logra cuando los músicos se conectan de manera visceral en el estudio. Esto, combinado con los componentes característicos del metal, el punk y el rock de Taylor hacen que "CMF2", sea un asunto mucho más pesado y profundo, con menos variedad de estilos que su primera parte, centrándose así en canciones diseñadas para ser éxitos en conciertos y estadios.
'The Box' marca la apertura. Una canción country muy simplista y concisa de dos minutos que es decorada con el sonido de una mandolina; una suerte de calma antes de la tormenta que nos depara con el sencillo 'Post Traumatic Blues', en donde el pasado y presente musical de Taylor converge en un sólo track. Es apabullante y rebosante de riffs hardrockeros, en gran medida gracias a la virtud de Christian Martucci y Zach Throne en las guitarras, que desatan un frenesí que pronto es alcanzado por los brutales gritos del cantante. Siguiendo la línea de influencias más hard rock e incluso punk llega 'Talk Sick' que despierta una sensación de epicidad propia del género, repleta de ganchos pegajosos que te hacen mover la cabeza una y otra vez. En ese mismo espacio se mueven las bestiales 'All I Want Is Hate', 'Beyond', 'We Are the Rest', todas con cuerdas tensas, chirriantes y al filo, unidas en un ritmo vibrante de 4/4 y con coros que despiertan esas ganas de escucharlas en vivo, sonando a todo lo que da.
El álbum destaca también por interludios de respiro, melancolía, introspección y reflexión. La pulida balada 'Breath of Fresh Smoke' surge para dar el sentido de una mayor profundidad, disminuyendo significativamente el compás, reintroduciendo la guitarra acústica del comienzo. También hay otra pista acústica, 'Sorry Me', pero parece algo fuera de lugar entre las 12 canciones. No así 'Midnight', que en un inicio es engañosa, pero poco a poco empieza a mutar para al final implosionar en un solo en llamas, dejando los ánimos encendidos para lo que sigue. El punk rock vuelve a la carga con 'Starmate', en donde apreciamos a un Corey Taylor con una voz revitalizada y robusta, antes de que escuchemos un "Oh, fuck!" totalmente intencionado, dándonos a entender que el punk siempre será una parte intrínseca suya.
A medida que nos acercamos a la recta final llega el 'Punchline' del disco, que conserva un tempo incesante, terminando en un frenesí de ruido y voces retorcidas que la acompañan muy bien. 'Someday I'll Change Your Mind' hace un curioso contraste. Es una pista optimista, que comienza con suavidad gracias al piano y evoluciona hacia sonidos medio indie. Y ya para terminar, 'Dead Flies' da el toque final a la placa con un siniestro estilo parecido al de Alice Cooper, o que uno podría esperar de Slipknot, debido a unas líricas alusivas a cosas como "que las moscas muertas son lo único que queda a tu alrededor" y la soledad perturbadora.
No hay lugar a dudas de que "CMF2" ha superado y construido sobre las fortalezas de su predecesor del 2020 y han refinado su sonido central en algo poderoso y que se siente absolutamente fresco. El álbum es una obra catártica en la que Corey Taylor ha vertido su corazón y alma, liberando sus demonios, demostrando -otra vez- su imparable versatilidad, y permitiendo que su creatividad fluya a lo largo y ancho de todo el material, y esa honestidad y pasión se agradece. Aún hay Corey Taylor para rato.
Bárbara Henríquez
Tags
Ultimos Contenidos
Back 2 School estrena ''Cada Segundo'', una invitación a vivir en el presente
Lunes, 27 de Noviembre de 2023