Filter
The Algorithm
Siete años de ausencia nos hicieron echar de menos a los experimentados del rock alternativo de los 90, Filter, con nuevo material. Durante este tiempo, muchas cosas ocurrieron no solo en la banda —que enfrentó duras complejidades a raíz de una serie de problemas internos y externos—, sino también en el mundo, con agitación a nivel global y una pandemia pasando de por medio. En 2018, el conjunto de Cleveland liderado por el siempre precursor Richard Patrick, se propuso en un inicio crear la continuación de su debut “Short Bus" (1995), pero esas sesiones llamadas "ReBus" cambiaron inesperadamente de rumbo debido a la quiebra de la plataforma de financiación colectiva PledgeMusic, que en un principio respaldaba el proyecto, retrasándolo todavía más. A pesar de todos los obstáculos, la banda persistió, buscó una nueva casa discográfica en la compañía independiente Golden Robot y finalmente transformó aquellas grabaciones en una bestia con personalidad propia, con sonidos y conceptos cada vez más modernos: el octavo álbum que los trae de vuelta a la escena, "The Algorithm" (2023), el primero en siete largos años.
Saciando muy bien la sed nostálgica de sus seguidores, sin comprometer la evolución musical hacia la era digital, el “El Algoritmo” encuentra el balance entre su estilo postindustrial robusto y sus arreglos intrincados de antaño, mientras dirige sus ojos a un honesto foco sobre la actualidad y el futuro que nos depara. Un futuro aparentemente gélido y controlado por estéril tecnología progresiva, según lo que dan cuenta sus letras, en una interpretación que se alinea plenamente con la realidad contemporánea. Misma perspectiva que está respaldada por la madurez, tanto en términos sonoros como vocales de Patrick, cuya voz a ratos puede sonar cansada y sosegada, pero inexorable ante la prueba del tiempo, ya que lleva consigo la sabiduría que solo se gana con el paso de los años. Estos son los componentes a resaltar en el disco, compuesto con especial dedicación a quienes luchamos día a día por intentar comprender de alguna forma el mundo tan loco en el que vivimos.
El tema que abre este tracklist cosmonáutico es la oscura ‘The Drowning’, designada a transportarnos de vuelta al Filter de sus inicios. Intensa, sombría y cargada más al lado de la angustia a lo largo y ancho de los compases, evoluciona llegando al final de la canción con unas saturadísimas guitarras distorsionadas. ‘Up Against the Wall’ y ‘Obliteration’ son muestras de su crecimiento musical, puesto se escuchan totalmente frescas y renovadas, mérito en partes iguales del trabajo de Jonny Radtke en la guitarra y Richard Patrick en la programación de esta verdadera batalla de sonidos electrónicos de baja frecuencia. La potencia con la que llega ‘For the Beaten’ es insuperable. Al comienzo estalla en una horda media industrial y dubstep hasta arder en el pegadizo coro que se para a observar cómo el mundo se prende fuego ante la desesperación y el enfado del cantante ante la situación de Estados Unidos posterior a 2016, con la elección de Trump. Probablemente la pieza de mayor peso no solo del álbum, sino que de la historia de Filter. Quizá por lo mismo es que ‘Say It Again’ pasa sin hacer gran ruido al reaplicar previos componentes sin el mismo impacto.
El sencillo ‘Face Down’ pareciera revivir viejas glorias del paso de Richard Patrick por Nine Inch Nails a finales de los 80 y principios de los 90, cuando trabajó en “Pretty Hate Machine” (1989) con otra leyenda del industrial, Trent Reznor. Su voz rasposa y la progresión de densos acordes inesperados, entremezclados con extraños fragmentos de sonidos electrónicos parecieran remontar directo al NIN de aquellos días. Esto se hace aún más obvio con ‘Be Careful What You Wish For’, en donde la conexión y los constantes guiños al pasado son algo que no se pueden negar. ‘Summer Child’ aparece para trizar y terminar de quebrar esto por completo, remontando el lado más rockero y simplista de los de Cleveland, pero este interludio es breve, debido a que ‘Threshing Floor’ lleva el Rock al siguiente nivel volviendo a tensar las cuerdas.
¿Hay espacio para una agridulce canción acústica de corte Indie Pop? Esa sería ‘Burn Out The Sun’, una verdadera sorpresa al ser la penúltima y tras las constantes capas de densidad electrónica que han caracterizado al álbum hasta el momento. Aquí, la guitarra acústica y el clima distendido permite espacios para la introspección melancólica y bittersweet que contrasta en gran manera con lo que se venía respirando. La sarcástica ‘Command Z’ pone el punto final, en donde el frontman hace uso de sus mejores habilidades informáticas para ayudar con el despegue del tema, que es algo confuso y escapista o “high as a mother fucker”, como canta en el coro. Track que encapsula en muchos sentidos la esencia de “El Algoritmo”, ofreciendo así un cierre extraño, pero redondo, a fin de cuentas. Después de todo, un viaje por la estratosfera de la Tierra a medio decaer era la promesa al comienzo y eso deliberaron.
"The Algorithm" exhibe algunas de las pistas más afiladas y virulentas, así como patrones computacionales programados con un alto grado de desesperación algorítmica, lo que representa un contraste importante con el estilo previamente registrado por Filter, pero también incluye grandes momentos luminosos en forma de baladas raras y cósmicas. Y aunque este trabajo no es precisamente la continuación prometida de “ReBus”, en cierto modo, lo es y no lo es a la vez, al variar y desvariar haciendo ecos del pasado industrial con aires futuristas más alternativos aplicándolos sabiamente a su favor. Bienvenido de vuelta, Richard Patrick.
Bárbara Henríquez
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