Ya con su primer Lp, “Diadem of 12 Stars”, lanzado el año 2004, Wolves in the Throne Room dejó en claro cuál sería su premisa: la crudeza y profundidad del black metal, tamizado a través de una mirada de la vida asociado a de reflexiones arcanas y místicas de la vida. Ellos, junto a otras agrupaciones de comienzos de los noventa, marcaron una pauta renovadora, yendo a las raíces, de forma literal. La naturaleza, la humanidad, el atavismo primigenio y el rescate de tradiciones paganas se convirtieron en su nutriente de base.
Su discografía se mueve entre una dualidad, congruente y lógica: la modernidad en la producción y lo insondable en la filosofía lírica. Los hermanos Weaver han construido todo un imaginario que rodea su producción musical.
Es tal la necesidad de construir desde sus propios cimientos, que durante sus cerca de veinte años de carrera han ido forjando una independencia en la producción, permitiendo así una libertad artística y un desarrollo sin límites. Lo refleja su más reciente placa, la que fue grabada, producida y mezclada en su propio estudio, Owl Lodge Studios.
Lo que nos lleva a “Primordial Arcana”, el séptimo y más reciente álbum publicado por WITTR. Ocho canciones en poco más de cuarenta minutos de misticismo, mitología, naturaleza, cosmos y rituales arcanos y paganos. Se trata de un black metal auténtico y personal.
Todo comienza con ‘Mountain Magick’, uno de los singles del disco. Un tema memorable, tanto en la lírica como en la música. Una muestre vívida de la historia musical de la banda. ‘Spirit of Lightning’ es misticismo puro; más lenta, ambigua, evocadora y con una cadencia oscura y pesada. Luego, sin embargo, se vuelve cruda y veloz, con una batería furiosamente acelerada, para luego retomar aquella sombría pasividad. Otro destacado.
El tercer track es ‘Through Eternal Fields’, la que comienza como si se tratara de una ceremonia o una invocación, pasando luego a una velocidad media, con una batería profunda y una voz infernal, pero teniendo una armonía única, transmitiendo una profunda sensación de calma y contemplación. Encierra una brutalidad solapada, la que asoma con crudeza en algunos intervalos. Se experimenta un vaivén propio de los cambios más arcanos de la naturaleza. ‘Primal Chasm (Gift of Fire)’, es devastador. Comienza casi como un oscuro letargo para volverse brutal y místico, con intervalos de magnificencia musical, donde las guitarras y la batería son cruciales y luminosas. El juego vocal se da con soltura, mezclando dos voces, guturales y pretéritas, creando un aura de oscuridad impenetrable, la que se solidifica con un final salvaje, donde un cuervo mezcla sus graznidos con el sonido del viento. Eterno.
‘Underworld Aurora’, el tema cinco, sigue la misma línea. Sublime y magnifico, es una ceremonia pagana, con ritmos tribales y ancestrales los que de forma abrupta pasan a los más feroz del black metal. Es una suerte de continuidad con una idea fuerza: una meticulosa y sombría calma musical, la que encierra secretos y misterios antiguos y pretéritos. Es otro destacado. ‘Masters of Rain and Storm’ es veloz de entrada, feroz y poderosa. Presenta los mismos cambios de ritmo, y en los poco más de diez minutos de duración, cruza por diferentes momentos musicales. Es una muestra perfecta de la historia musical de Wolves in the Throne Room: ideas renovadas mezclada con una tradición cultural que durante los años de actividad ha dejado una huella imborrable.
‘Eostre’ cierra el disco, tres minutos de un trance místico y espiritual. El cierre del viaje, un levantar la vista e inspirar un aire puro en el centro de un bosque impenetrable. Es una suerte de continuidad y cierre.
Añadido, hay una edición extendida del álbum, la que trae un bonus track: ‘Skyclad Passage’, es una ruta por el bosque, es secreto y misterio, es vida, muerte, luz y sombra. Es la musicalización de la naturaleza, es WITTR en esencia. Es la mejor forma que pudieron encontrar para cerrar el álbum.
“Primordial Arcana” es un nuevo paso seguro en la carrera de los estadounidenses; manejan a la perfección los tiempos del black metal y consiguen conjugarlos con un lado folk y místico que han podido desarrollar en sus casi veinte años de carrera. No es extraño escuchar un buen álbum de parte de Wolves in the Throne Room, incuso aquel ambiental que quebró la rutina, pues Aaron y Nathan se han encargado de recrear lo frio y profundo de la naturaleza, el lado pagano de la vida y la tradición más cruza y brutal del metal.