Attaque 77

1997. BMG

"Un Día Perfecto" representó un crecimiento significativo en el enfoque creativo de Attaque 77 y quizá un adelanto interesante para entender cómo iban a sonar en los 2000. Este álbum no solo los distanció de la rabia punk de sus trabajos anteriores, sino que también los mostró con un crecimiento notable. Es cierto que adoptan un sonido más pop, pero lejos de ponerse superficiales, canalizaron su energía en composiciones que destacan en su calidad técnica. En ese sentido, la decisión no implicó una pérdida de identidad, sino más bien una búsqueda de nuevas dimensiones, especialmente ahora que estaban afianzados en una multinacional. Al mismo tiempo, la banda deja de lado la crítica social a favor de letras más introspectivas, personales o profundas, pero al mismo tiempo muy bien acabadas y para nada frívolas o edulcoradas.

Pese a que efectivamente las canciones son mucho más radiales que las de sus producciones anteriores, no lograron el mismo éxito en los charts que sus otros lanzamientos. Pero viéndolo con perspectiva, se nota que "Un Día Perfecto" fue un esfuerzo más para satisfacer sus inquietudes artísticas, pues ya no hay una urgencia por destrozar murallas en menos de dos minutos, sino desarrollar ambientes que sonaran limpios, pero que no tuviesen pretensiones mayores a las de levantar puños y pasar un buen rato.

Y algo así es como funciona el track inicial 'Cambios', que además está en línea con lo que proponían Bad Religion o No Fun At All en esa época. Al mismo tiempo, tanto 'Crecer' como 'Áspero' destacan dentro de esta nueva dirección estilística, pues si bien no son veloces ni salvajes, resuenan con la naturalidad pueril del Attaque 77 de los viejos tiempos. Musicalmente, mientras Mariano Martínez sigue brillando como guitarrista, la sección rítmica de Luciano Scaglione y Leonardo De Cecco en bajo y batería proporcionan una base dinámica, dominando todo con mucha solidez. 'Cinco' es una vuelta más intimista y psicodélica, con riffs influenciados por el reggae y un solo de bajo que no se queda atrás.

Uno de los temas más subvalorados de los Attaque es 'Ángel', que contrasta considerablemente con la energía cruda de sus temas más emblemáticos o sus baladas, donde a menudo les costaba desligarse de su componente ramonero, como en '¿Por qué te vas?' o 'Dónde las águilas se atreven'. 'Ángel' se destaca por su delicada instrumentación, que incluye arreglos de guitarra acústica y elementos ambientales que resuenan tan etéreos y evocadores como su críptica letra. El solo también es notable. 'Piscis' despega con guitarras emotivas y un trabajo muy interesante en la batería, donde De Cecco demuestra una técnica destacable en la batería.

'Alivio' presenta una gran interpretación vocal de Ciro Pertusi, y se destacan los dúos de guitarras con mucha distorsión y alma, mientras el bajo avanza lento y oscuro. El cierre del tema es genial, donde él empieza a gritar de manera destemplada, y sus compañeros contraatacan de forma más golpeada y desgarrada por cada segundo que pasa, desencadenando una tormenta furiosa de estática, cerrando con una siniestra sinfonía de riffs. Como contraste, está '¿Qué vas a hacer conmigo?', cover de Los Auténticos Decadentes. Esta canción ofrece un ska punk muy divertido, que se retroalimenta mucho con su base musical, ajena a recursos externos y concentrada sólo en el voltaje del cuarteto. Aunque no pretenden serlo, 'Filo', 'Mensaje' y 'Jumper' resultan ser muy pegajosas. En estos temas la banda vuelve a sonar inquieta, encauzando su música entre coros memorables, riffs juguetones y mucho sarcasmo.

'Héroe' es una versión en inglés del tema 'Héroe de Nadie', de su disco "Todo está al revés" (1994), que tiene ahora a Scaglione como vocalista. Es decente, pero no aporta mucha novedad. Quizás solo necesitaban algo para los fans que extrañaran su sonido clásico. Los cartuchos se agotan en 'Numínica'. Aquí encontramos más ráfagas de guitarras violentas, cuidados arreglos corales y una línea de bajo inmersiva y pegajosa. Como se puede apreciar, "Un día perfecto" está repleto de momentos memorables, donde en lugar de aferrarse a lo mismo de siempre, el cuarteto marca una transición hacia algo más profundo, pero sin intenciones de dejar de lado la masividad.

Giordano Antonelli Villavicencio