Type O Negative
October Rust
Cuando Type O Negative soltó la bomba de "October Rust" al mundo en 1996, las estrellas y la luna llena de otoño comenzaron a sincronizarse en su favor. Proviniendo desde las profundidades más oscuras y lúgubres del goth-metal, como se le clasificó, se abrieron camino para seguir la estela de su inesperado clásico de culto, "Bloody Kisses" (1994), el cual resultó ser todo un éxito, pese a todas las controversias y la mala fama que habían ganado. Más allá de los conflictos y demonios internos presentes en la banda -que más adelante comenzarían a escalar-, este mérito se debió principalmente a sus himnos vampíricos sarcásticos y brutales, saturados de materia oscura, oscilando entre la extravagancia, lo doom, el romanticismo, el sadismo y la seriedad tanto en su prosa como en su música. Desde entonces, nunca había, ni ha habido un álbum que haya capturado el espíritu de Halloween tan perfectamente como lo hizo “October Rust”.
Este disco es de una singularidad aplastante, y precisamente debido a su naturaleza única, resulta difícil encasillarlo en una sola categoría. Entonces, ¿cómo se le puede definir? Por ahí han sido arrojado varios términos de género y frases como "goth metal" y "pop goth", pero ninguno de estos describe con precisión el torbellino de sonidos melódicos y pesados que encontramos en él. Podría decirse que es un álbum que se desangra a corazón abierto a través de temas que exploran la muerte, la oscuridad, la crudeza, el sexo y el humor, mucho humor negro. Además, este reconfigura el sonido representativo del grupo de Brooklyn, que previamente venía de hacer sátiras supremacistas y sentencias de corte misógino en "Slow Deep And Hard" (1991) y “The Origin Of The Feces” (1992). Ahora, sin embargo, cambiaban la orientación hacia una poesía más sombría y profunda tipo Allan Poe, una transformación que queda inmortalizada por la icónica portada de espinas de rosas.
El sentido del humor retorcido es uno de los fuertes del conjunto, por eso inician con ‘Bad Ground’, una broma de conexión de altavoz defectuosa de 38 segundos, que puede no traducirse muy bien en la era de la música en streaming. Antes de cortar, aparece un mensaje hablado de TON agradeciendo al oyente por comprar el CD, para ahora sí, empezar en serio y al choque con ‘Love You To Death’. Quizás, una de las baladas más fatalistamente románticas que se hayan escrito en la historia de la música, por lo mismo no solo es una de mis favoritas de todos los tiempos, sino que también lo es para muchos. El piano al inicio, seguido del tétrico sintetizador del genio ambiental Josh Silver que la devela en medio, y la estructura final que va en ascenso componen una pista magistral media psicodélica sobre un amor psicótico, devoto y mortal, que tal vez engloba de manera perfecta cómo maquinaba la cabeza de Peter Steele. ¿Se puede hacer una transición perfecta? La respuesta se obtiene con ‘Be My Druidess’, una mezcolanza estética entre películas de serie B y el lujurioso terciopelo que subyace entre la literatura gótica, tal como en “Entrevista Con El Vampiro”, obra a la cual Steele se había vuelto muy fanático para esas fechas. Erótica y explícita, el cantante se sumerge en un lento ritual de seducción con su inimitable voz grave, tomándose su tiempo para invocar un aura de misterio y deseo que inunda cada espacio y compás de la canción.
El sencillo halloweenesco, ‘Green Man’, explota gracias a un abrumante teclado, saturado en zumbidos y las armonías vocales de The Bensonhoist Lesbian Choir, nombre ficticio bajo el que se esconde Type O. Es en este punto que se vislumbran senderos más inquietantes al horizonte, como con ‘Red Water’ y ‘Die With Me’, ambas composiciones hermosas, deprimentes y reflexivas sobre la mortalidad y la pérdida que tienen un cierto gusto a clásico. Por un lado, ‘Red Water’ es un número shoegaze mucho más melancólico que trata sobre la muerte del padre del cantautor en Navidad, aprovechando su sonoridad sombría para explorar la complejidad del duelo. Por otro lado, ‘Die With Me’ es la única en la que está presente la guitarra acústica para traer consigo la sobriedad necesaria, canción que se torna en un espacio de introspección, ofreciendo un respiro en medio de la marea y las constantes oleadas de sonidos del disco. ‘My Girlfriend's Girlfriend’ es tal vez uno de los éxitos más reconocibles en la trayectoria del grupo. Nos lleva de paseo a los psicodélicos años 60, en esta historia polifacética y multicolor sobre la poligamia, chirriante de elementos ácidos, sobresaliendo una vez más los teclados de Silver, quien enriquece esta pista hacia el siguiente nivel. Y para quien pueda interesarle: sí, está basada en una historia real.
Los temas eternos y gélidos no cesan mientras las hojas del otoño siguen cayendo con la aparición de ‘Burnt Flowers Fallen’, la cual combina hábilmente un pop suave con una armonía sonora al estilo de TON. En esta, la penetrante voz de Steele pasa a segundo plano, algo bastante poco usual. En ese sentido, ‘In Praise of Bacchus’ es bastante parecida, ya que también prima más el lado instrumental y ceremonioso. Si nombramos a alguien como Neil Young a estas alturas pareciera no calzar con la coherencia de este material, no obstante, Steele era apasionadamente fiel a sus gustos y siempre que podía intentaba rendir honores a sus mentores. Este es el caso del cover de ‘Cinnamon Girl’, reinterpretado por completo a su manera. Para eso están los covers, ¿o no? ‘Wolf Moon’ representa el clímax etéreo al ser el track vampírico y doom por excelencia sobre el amor sangriento y primal. Los instrumentos son nuevamente lentos y pesados, como lo demuestra el trabajo de la guitarra y, en menor medida, la percusión. La escalofriante y enigmática ‘Haunted’ hace un cierre perfecto y a la altura de este álbum igual de perfecto. La sosegada voz del cantautor, que entre cantos gregorianos recita pasajes de adoración a una figura fantasmal, y la instrumentación con tintes eclesiásticos crean una atmósfera que te eriza la piel, como si la canción misma estuviera habitada por espíritus del más allá. Cabe mencionar que es una de las grabaciones más largas de Type O. La pista acaba de forma abrupta y concluye con otro ‘Sin título’. Steele se despide diciendo: "Bueno, eso es todo lo que tenemos; espero que no haya sido demasiado decepcionante. Nos veremos en la gira. Hasta entonces, cuídense". Terminando así tal como empezó “October Rust”, con el humor irónico tan característico del conjunto.
Es triste pensar que obras maestras tan trascendentales como esta jamás volverán a ser replicadas o escuchadas en vivo, en esas giras que anticipaban al final del disco. Esto parece formar una parte intrínseca de la misma melancolía otoñal y espectral detrás de “October Rust”, que demuestra que no habrá nadie como Peter Steele ni otra banda como Type O Negative. Sin embargo, conforta el hecho de que nos dejaron un repertorio musical de consuelo que perdura en la eternidad, más allá de su muerte.
Bárbara Henríquez
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