Blind Melon
Blind Melon

Claro, porque la banda, formada en 1989, ya en los albores de 1990 estaba pisando fuerte y muchos hablaban de esta nueva agrupación con base en Los Angeles. Más aún si Shannon Hoon, su vocalista, aparecía en los créditos del “Use Your Illusion” de Guns N’ Roses en 1991 y posteriormente en el inmortal clip de ‘Don’t Cry’ de la banda de Axl.
Así llegaron a Rick Parashar, productor de Pearl Jam y Temple of the Dog, con quien finalmente comenzaron a trabajar en su placa debut, la que finalmente les abriría las puertas del éxito con ventas millonarias, llegando a los primeros lugares de las listas Billboard y con ‘No Rain’ como un verdadero himno para la época. Imposible olvidar el video de la abeja regordeta, incomprendida y basureada por el resto que finalmente encuentra su paraíso junto a otras parecidas a ella y que baila graciosamente en los campos. Todo esto sumado a una canción que nos sacudió a todos con su reconocida intro de guitarra -que muchos ‘jóvenes’ de la apoca intentaban tocar-, un mortal feeling acústico, la característica voz de Shannon Hoon y una banda que no necesita de potencia para sonar demoledoramente bien y adictiva… así de arrolladora y penetrante fue la entrada de Blind Melon al circuito mundial, sin rodeos, de frente y matando.
El álbum fue editado en septiembre de 1992, convirtiéndose en todo un suceso. Blind Melon giró con los Guns, con Neil Young y luego, siguieron su propio camino como acto principal, con un éxito que crecía en la medida que ‘No Rain’ se archi-repetía en cuánta radio pudiera sonar y un público que rápidamente crecía. Pero, sin duda que este álbum es mucho más que este exitoso e inmortal sencillo. La entrada con ‘Soak the Skin’ tiene toda la esencia de Blind Melon, con cambios de ritmo, juguetones juegos de las guitarras de Christopher Thorn y Rogers Stevens y con Hoon matándose en las voces -espero no seguir repitiendo a lo largo de todo el comentario esto, pero que quede claro, la labor de Shannon Hoon es realmente desgarradora y espectacular-. Como dato anecdótico, esta canción fue el cierre de la actuación del grupo en el recordado Woodstock 1994.
Algo similar escuchamos en ‘Tones of Home’, que fue uno de los singles lanzados por la banda y que incluso pertenecía a un demo preliminar a su debut. Y así como en el anterior track destaca la labor de las guitarras, no es menos cierto que en este corte -como a lo largo de toda la placa- el bajo de Brad Smith y la batería de Glen Graham juegan un rol preponderante para darle vida a un tema ganchero, lleno de onda, con toda la vibra en la vena más fiestera y juguetona del grupo. Lo que sigue en ‘I Wonder’ es sencillamente magistral, con una sentida intro de Hoon, que se transforma en un tema que por ser delicado y armonioso no pierde intensidad y fuerza que, según declaraciones, se refiere a la lucha que ya por esos días el cantante debía librar con las drogas… uno de los mejores cortes de una placa sin momentos bajos.
‘Paper Scratcher’ adquiere, por momentos, ribetes realmente pesados, armonizados con toda la candidez que puede lograr Shannon Hoon en las voces, mientras que el lucimiento instrumental se toma ‘Dear Ol’ Dad’, con sugerentes guitarras que, indistintamente, distorsionadas o limpias se toman los parlantes, te atrapan y no te sueltan hasta que te llevan a ‘Change’, de corte acústico, que refleja esa otra veta del conjunto, más quieta y menos desenfrenada. Musicalmente hermosa, bien trabajada y líricamente bella tiene, además, el sentido agregado de que una de sus frases (“I know we can’t all stay here forever so I want to write my words on the face of today and they’ll paint it) se encuentra tallada en la tumba de Shannon… otro de los puntos altos, no hay duda que escucharla una y otra vez emociona y conmueve. Una joya. Justo después viene la ya mencionada ‘No Rain’… ¿qué más se puede agregar? Un tema de aquellos que puedes considerar perfecto, un himno, un referente, un verdadero clásico.
Pasando la primera mitad del cedé surge ‘Deserted’ y su desenfreno sicodélico, para caernos en la absoluta tranquilidad de ‘Sleepyhouse’ que estremece a más no poder. Esto reafirma el gran poder emocional de esta placa que en sus trece cortes presenta trece estados de ánimos que, te lo advierto, si te dejas llevar, puede causar estragos en ti… la emoción fluye desde adentro y lo sigue haciendo con ‘Holyman’, cuya intro no hace más que prolongar las sensaciones experimentadas en el track anterior y que, por suerte, acelera un poco el ritmo hasta el punto de hacernos bailar otra vez, en un corte lleno de groove y esa onda contagiosa que caracteriza la placa.
Cerrando el viaje por esta producción, ‘Seed to a Tree’ nos muestra a un Blind Melon rockero y una guitarra que juguetea a lo largo de todo el tema, mientras que ‘Drive’ nos devuelve a la calma con una sentida interpretación, buenos juegos vocales y un sonido clásico que hacia el final muta en una distorsión digna de dejarse llevar… excelente. En tanto, ‘Time’ es el último surco de este trabajo, un tema para dejarte bien arriba y que refleja lo mejor de este quinteto, con un ritmo imposible de resistir y esos cambios de ritmo que dejan loco a cualquiera que escuche esta placa.
En resumen, no es mucho más lo que se puede decir con respecto a este álbum que marcó un antes y un después para esta agrupación. ‘No Rain’ se alzaría como un verdadero clásico, la figura de Shannon Hoon se consolidaría y el sonido de la banda alcanzaba un toque cohesionado y bien engranado que se fortalecería aún más en el delicioso “Soup” que editarían años después y que seguro revisaremos en una nueva oportunidad… con esta placa Blind Melon se dio a conocer, se convirtió en un éxito de ventas y pasó al sitial de bandas imperdibles e imposibles de olvidar y dejar atrás… un clásico por donde se le mire.
Rodrigo Carvajal U.
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