Alectrofobia: Un portal a nuevos sonidos y exploraciones personales La banda nos adentra en su álbum "Portal" Lunes, 09 de Septiembre de 2024 (Publicado originalmente en revista Rockaxis #243, septiembre de 2023) La banda nacional regresa con un potente nuevo álbum, en el que dicen haber encontrado un equilibrio entre su lado visceral y elementos sintéticos. «No hacemos discos para el rockero tradicional, estamos tratando de hacer música que nos entretenga», sentencia su bajista y vocalista, Gerardo Elgueta. Bastián Fernández 19:10 horas, comuna de Ñuñoa. Gerardo Elgueta abre la puerta de Estudio Vinilo y está inquieto. La primera indicación a su equipo, antes de dar esta entrevista, es asegurarse que todo esté en orden porque queda menos de una hora para la preescucha de “Portal”, el nuevo álbum de Alectrofobia. Su fiel escudero y compañero de banda, Rudy San Martín (guitarrista), no pudo volar a Santiago por el mal clima, por lo que él y Alonso Cabello (baterista) recibirán los primeros comentarios sobre su LP. El contexto y la forma de publicar es diametralmente opuesta a la de “Era Luz” (2020), su aclamado álbum pandémico. Pero eso no es lo único, esta vez la apuesta lleva su sonido a nuevos lugares, también aparecen inesperados invitados como la banda Plumas y temáticas que, hasta ahora, no habían explorado. Gerardo explica que una de las cosas que más disfruto de grabar las canciones de “Portal” es que por fin volvieron a estar todos juntos en un estudio. «El en vivo para nosotros es nuestro caballo de batalla, sabemos que la manera de que Alectrofobia funciona son las tres partes tocando juntas. Lo de “Era luz” es un caso particular, por lo que todos sabemos: el Covid nos obligó. Lo queremos mucho igual, pero es distinto. Este disco es juntarnos, reencontrarnos con una cantidad de emociones, volver a encontrarnos con Mario Breuer, con todo nuestro equipo para que el disco saliera a flote. Nos hace ver cuánto hemos crecido como banda, sobre todo por la cantidad de gente que se despliega para que esto funcione», explica. A estas alturas, el mítico productor argentino Mario Breuer ha sido una pieza fundamental en la banda, no solo por su trabajo en las perillas, sino también por el orden que logró impregnar como una de las claves en su metodología de trabajo. «Me ayudó muchísimo a delegar. Yo hacía todo y no me dejaba ayudar. Rudy siempre ha participado en todo, pero me sentía con la responsabilidad de correr, de abarcar todo. Él nos ayudó mucho a encontrar nuestros roles. Rudy tenía una gran capacidad de administrar en lo financiero, lo administrativo, mientras que lo mío era más artístico, de relaciones públicas, Alonso es un tremendo ingeniero, productor. Todas las piezas cuajan. Eso ayuda muchísimo a dejar de pelear», confiesa el vocalista. En los últimos años, el power trío sureño ha vivido un ascenso en la escena local e internacional. Por ejemplo, en este 2023 su nombre apareció en dos de los eventos más relevantes de la industria local: Lollapalooza y REC, todo un hito para su historia. Al mirar hacia atrás lo que han construido, el bajista afirma que siempre han estado en constante crecimiento, ya sea en convocatoria o junto a su equipo técnico: «ahora tenemos más credibilidad. Se nos hace más fácil hacer la escucha del disco, nos llaman a festivales más grandes, se me hace más fácil que nos llamen a ciertas entrevistas. Siento que la banda se afiató y los medios lo entendieron así». A estas alturas, se puede decir que Mario Breuer es el cuarto miembro de Alectrofobia. ¿Cómo se ha dado esa relación? Gerardo Elgueta: Uno dice, «es el tremendo productor de Latinoamérica, multiganador del Grammy», todo lo que tú querai, eso es lo que te atrae a trabajar con él. Pero lo que me deja después de cuatro discos, dos EPs, no es solamente en lo musical, sino que en lo humano. Hemos logrado generar una relación tan cercana e íntima, hasta hemos planeado pasar navidades juntos, él es el padrino de mi hija más chica, Maite. He tenido un crecimiento muy grande como músico, pero también en lo humano. Es como una especie de sensei. En este álbum siguen con contenido social y político, sí podemos decirle de alguna forma, algo que viene marcando las letras de Alectrofobia. GE: Sí, este disco tiene un cambio, no un cambio político. Evidentemente estamos muy teñidos de un color, de ideas concretas, eso no es un secreto para nadie. Como letrista tenía la necesidad de cantar sobre otras cosas que no dejan de ser políticas, de enfrentar la política desde otro prisma. ‘El poder’ es una canción sobre el alcoholismo, y es porque nosotros dentro de nuestra escena, dentro del país, tenemos súper normalizado ser alcohólico. El alcohol ha destruido muchas cosas, muchas familias, cosas que debieran ser irrompibles. Seguimos denunciando cosas, no podemos seguir normalizando una cultura etílica, pese a que nosotros fuimos muy borrachos. No es que me haya vuelto canuto, no se trata de eso. Ahora que soy papá y estoy más viejo, me doy cuenta de que hay cosas por las que no quiero poner en riesgo a mi familia. Denuncias desde otras prespectivas… GE: Hay canciones que hablan sobre el sobre uso de fármacos, no estamos diciendo que esté mal, pero hay sobreuso en vez de encontrar la solución. Tenemos canciones como ‘Cómplices’ que hablan del bullying escolar; o ‘Dónde voy’, que la escribí muy inspirado en unas pérdidas que tuvimos Alonso y yo en momentos símiles. Si te das cuenta, seguimos denunciando cosas. Alectrofobia tomó una bandera de lucha de denunciar cosas que no están bien en la cotidianidad. También tenemos canciones de política dura, como ‘Fiesta en el barrio’, si bien es más pachanguera, es una crítica dura de la violencia ejercida por los entes estatales. Algo que llama la atención del disco es justamente eso, esa vuelta “pachanguera”. A diferencia de discos anteriores, se mantiene el riff pesado, pero tiene esa cosa más fiestera, que lo hace más oreja. ¿Buscaron generar ese efecto? GE: Sí, pero como que el riff igual cambia en este disco. ‘Amarte me hace mal’ tiene un riff distinto, las guitarras Rudy las pensó de otra manera. Alonso Cabello: Nos planteamos varias cosas desde el lado de la composición, pero más o menos siguiendo esta misma línea, seguimos siendo Alectrofobia. Fue más para darle un aire fresco a lo que estábamos escribiendo. GE: Si esto es más oreja, no lo sé. Es un disco que me gusta mucho. Creo que no me había gustado un disco nuestro desde “Violenta Fortuna”; no es que “Era luz” no me guste, es un disco que nos costó mucho hacer. Nos quitamos muchos tabús, nos arriesgamos mucho en las sonoridades, si es más o menos oreja, la verdad es que no lo sé. Pero sigue siendo Alectrofobia. AC: No queremos encerrarnos a hacer solo un tipo de rock. La gente espera lo inesperado. Cuando escuché el álbum estaba esperando un “Era Luz II”, entonces fue bacán encontrar sonoridades más sintéticas, baterías programadas, este mismo tema ‘Fiesta en el barrio’. ¿Qué estuvo alrededor de ustedes para llevar la música para allá? AC: Encontramos el equilibrio entre lo que es este rock crudo, que es visceral, con los elementos sintéticos. Cuando uno escucha a The Weeknd o cualquier proyecto de pop, está todo perfecto, alineado, todo muy sintético. Esto es 50/ 50, sin que la banda pierda lo crudo, eso medio punki del sonido. GE: Es una cosa muy cruda con algo sintético. Esto responde a una búsqueda sonora de cosas que nos gusten. No hacemos discos para el rockero tradicional, estamos tratando de hacer música que nos entretenga, que nos guste. Alectrofobia es una banda de letras, de canciones con letras. Soy obsesivo con que los espacios para las letras existan. Alonso me ha ayudado mucho con su conocimiento en la producción musical, y con Rudy venimos trabajando hace tantos años… En este disco encontramos el equilibrio y quedar en paz. Hay un par de colaboraciones también. GE: Bueno, la primera es Marcelo Corvata Corvalán, un histórico, ídolo de mi infancia. Hago mía esta respuesta, más que el Alonso, porque tiene diez años menos que yo. Cuando tenía 13-14 años, era muy fanático de A.N.I.M.A.L., y luego que Corvata se fue de ahí, de Carajo, entonces que 20 años después pueda poner que nuestra banda tiene una canción con él es un sueño. Me hace saber que, haciendo un trabajo sistemático y ordenado, las cosas se pueden lograr. Corvata es un ser humano extraordinario. No tengo pelos en la lengua para decir que es un excelente músico, pero es un mejor ser humano. Lo considero un amigo, y él me considera un amigo. Hablamos todas las semanas. Pero, ¿cómo terminó gestándose? GE: Se gestó porque hicimos una gira juntos y enganchamos muchísimo. Él me invitó a cantar ‘El error’ en la gira, una canción de Carajo. Me emocionó caleta cuando me invitó, fue muy bacán. Cuando terminó la gira le dije, «¿te gustaría cantar una canción en nuestro disco nuevo?», y me dijo, «me copa, sí». Le dije al Alonso y a Ruddy que teníamos que hacer la mejor canción para esta hueá. La canción no existía, pero yo le aseguré a Corvata que existía. Tenía unos riffs hechos y unos chistes con mis niños, la compuse de una manera muy particular. Cuando la grabé, dije, «ya, esta es la canción para proponerle a Corvata», y cuando se la mostré le gustó mucho. Lo que hicimos fue que se juntó con Mario Breuer en Buenos Aires a grabar. Y ahí yo caí y le dije a Alonso, «¿te dai cuenta que un multiganador del Grammy como Mario Breuer, se está juntando con Corvata Corvalán a grabar las voces de una canción nuestra? ¿Te dai cuenta de la hueá que hemos construído». Fue muy fuerte. La otra colaboración con Plumas es, quizás, más inesperada. GE: Sí, porque vienen de un mundo nada que ver. Cuando me hablaron de ellos dije, con una mirada muy thrasher, «qué tengo que ver con ellos»… no lo dije con esas palabras, fue con unas más graves. Uno de nuestros sonidistas nos presentó en el backstage de Lollapalooza. Nos pusimos a conversar, nos llevamos muy bien, nos cagamos de la risa, hablamos muchísimo rato. Ahí quedamos de hacer algo en el futuro. Cuando compuse ‘Fiesta en el barrio’, que es una canción que no solo crítica las violencias estatales, sino que también ridiculiza el single armado para tener éxito, dije: «estos hueones con La Moral Distraída metieron una cantidad de singles con esta fórmula, pese a que su hueá era muy buena, no tiene nada que ver con lo mío». Entonces, un día le dije al Abel: «tengo esta canción que ridiculiza el single como ustedes lo planteaban, ¿les tinca?», y me dijeron, «la raja». Ahí le pedí al Alonso que lo mezclara. Se los mandé y me comentaron que estaba increíble. Entonces nos juntamos en Estudio Vinilo y pasó una hueá bien loca: cuando grabas una colaboración con gente que no cachai –me ha pasado varias veces–, llegas, grabas y te vas después de un par de palabras cordiales. Ese día estábamos a full y se cortó la luz. Eso nos obligó a quedarnos conversando. Pasaron tres, cuatro horas, la luz no volvió, se había cortado en todo Santiago. ¿Y sabí qué? Nos hicimos muy amigos. Teníamos muchas cosas en común, no solo con Abel, también con Camilo. Tuvimos que juntarnos para grabar, después ellos me invitaron a cantar a su disco y se cerró el círculo. Se hace imposible no abordar la escena chilena, cerraron dos locales que estaban dando buena vida como el Klama y Ummo. Como músicos, ¿de qué forma ven esta situación? GE: Es súper doloroso. La banda es muy amiga de todo el equipo Klama, los queremos mucho por todo lo que han hecho… no quiero hablar en pasado. Ojalá vuelvan pronto. Klama fue el primer lugar que nos permitió tocar después que se abrieron las cuarentenas, hicimos uno para 80 personas. Se agotó a los diez minutos, hicimos otro para 80 personas más. Volver a tocar después de casi un año fue increíble, ellos tomaron el riesgo de hacerlo. De ahí viene una relación de amor con ellos, es muy frustrante que estas cosas sucedan. Sé por qué cerró Klama, pero no tengo la fórmula de por qué está pasando. Es doloroso. Espero que como músicos tengamos la conciencia de que tenemos que cuidar nuestros espacios. Cuando empezamos, se criticaba mucho que los lugares te daban mal trato, lo que era cierto. La desigualdad entre lo que uno generaba y el bar. Con Klama nunca sufrí eso. Con René tampoco. Ahora hacemos una Sala Metrónomo y tampoco. Ya no solo se trata de darme el espacio, también de mover gente, llenarlo, pero también de no rayarlo, no romperlo. La escena la hacemos todos. AC: Sí po, hay espacios que siguen pasando a llevar a las bandas, pero por favor que eso no siga pasando. Estos locales que tienen esta idea arcaica, no es que nos estén haciendo un favor por prestarnos en el local. Es beneficioso para las dos partes. Tags #Alectrofobia #2023 Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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