Violeta Parra: El canto de todxs La huella de nuestra compositora mayor en la Convención Constitucional Viernes, 08 de Julio de 2022 (Publicado originalmente en revista #Rockaxis227, mayo de 2022) «Si yo levanto mi grito, no es tan solo por gritar». La figura de Violeta Parra ha sido un faro en donde la cultura y las artes de nuestro país han encontrado una cobija casi infinita por más de medio siglo. Sin embargo, en los últimos años su cosmovisión ha permeado con fuerza otros terrenos. Su diálogo con el mundo indígena, su proyección como mujer empoderada y su rol como declamadora de las injusticias de su pueblo –representándolo a través de sus versos–, han sido claves en nuestra historia reciente. Desde el despertar popular de octubre del 2019, pero sobre todo, en el corazón de la Convención Constitucional, donde este legado se proyecta al Chile del futuro como una presencia que trasciende el tiempo, en la misma Carta Magna en construcción que pretende dejar atrás la herencia de los tiempos más oscuros de nuestra patria. Por Ilse Farías Con las sabias palabras del verso «y el canto de todos que es mi propio canto», culmina el himno universal que es ‘Gracias a la vida’, con el cual Violeta Parra define, a su vez, la esencia más pura que mueve su arte: la gente. Su canto fue nutrido y construido de las experiencias y conocimientos recogidos de las tantas cantoras y cantores que, de norte a sur y de mar a cordillera, conoció a través de sus viajes de investigación. Por medio de esta titánica labor, de recopilación del canto tradicional y auténtico del territorio, no solo dio cuenta de la cultura popular tradicional de Chile, sino también de su pluriculturalidad, aquella negada por tanto tiempo en las versiones oficiales de la chilenidad y que hoy emerge como uno de los pilares fundamentales de la nueva Constitución. Y es que Violeta es universal y atemporal. Es así como a 55 años de su muerte, nos ha acompañado, cual madre, en todos los procesos sociales que hemos vivido como país. En sus múltiples facetas, expresó su sentir genuino, rebelde y comprometido, siempre poniendo en el centro a la gente y reclamando las injusticias. Así lo apuntaba en una de sus décimas autobiográficas: «Pa’l pobre ya no hay razones; hay costra en los corazones y horchata en las venas ricas. Y claro, esto a mí me pica igual que los sabañones». Violeta encarna y representa al pueblo, es la voz de aquellas voces marginadas, silenciadas, reprimidas y que estaban por ser olvidadas. En su esencia, es «todos los arreboles del crepúsculo», como la evoca su hermano Nicanor en su defensa. En estos álgidos días en que se escribe el futuro de nuestro país, su legado se ha hecho carne de distintas formas dentro del órgano constituyente. En primera instancia y de forma literal, su música ha resonado en las salas del ex Congreso Nacional en tres ocasiones: la primera, cuando el constituyente Manuel Woldarsky, con guitarra en mano y en compañía de Camila Bustamante, cantó ‘Arauco tiene una pena’, en una sesión extraordinaria de la Comisión Derechos de los Pueblos Indígenas y Plurinacionalidad, esto a raíz de la muerte del comunero mapuche Jordan Llempi Machacán. La segunda ocasión, en enero de este año, fue cuando un cuarteto de cuerdas de la Fundación de Orquestas Juveniles (FOJI) interpretó las melodías de ‘La Jardinera’ –al inicio de la sesión– y ‘Gracias a la Vida’ –cuando la presidenta de la Convención entra al Pleno–, en la última jornada de la Mesa Directiva formada por la académica mapuche Elisa Loncon y el abogado Jaime Bassa. En segunda instancia, Violeta ha estado presente en la constituyente por medio de los valores transmitidos en su legado, aquellos que dictan su visión de Chile. Por eso, es completamente simbólico que las tres canciones mencionadas anteriormente conecten con la visión pluricultural difundida por la folclorista mayor y, en este caso, todas guardan relación con el pueblo y la cultura mapuche. En ‘Arauco tiene una pena’, expone el sufrimiento y la usurpación a la que ha sido sometido el Pueblo Nación Mapuche, desde la época de la colonización y, por cierto, hasta nuestros días. En ‘Gracias a la vida’, por otra parte, realiza un rito de agradecimiento, tal como la ceremonia de rogativa del nguillatún. Y en ‘La jardinera’, en completa conexión con la naturaleza, habla de la curandera que es capaz de sanarse con la medicina de su propio huerto, con la imagen de una mujer poderosa en sincronía con la tierra. Paula Miranda, una de las co-autoras del libro “Violeta Parra en el Wallmapu”, afirma que «en ese gesto, se entronca con la imagen de mujeres capaces de cambiar, reinventar el mundo y superar la muerte, debido justamente al paralelismo entre la imagen femenina y la madre tierra. Sanadoras mestizas, machi y cantoras de tonadas, se amalgaman así formando un solo modelo». Estas palabras nos conectan también con la reivindicación del sujeto femenino y cobran completo sentido con la figura de Elisa Loncon, mujer mapuche, lingüista y primera presidenta de la Convención Constitucional, en ella están representadas las voces marginadas de las mujeres y los pueblos originarios. Por eso es completamente simbólico que a su última sesión como presidenta, haya entrado a la sala al son de la melodía de ‘Gracias a la vida’. Un acto poético por donde se le mire. Del Estado plurinacional y la libre determinación de los pueblos El reconocimiento del Chile pluricultural es, sin duda, la enseñanza de Violeta que más hace eco dentro del contexto en el cual se escribe la nueva Constitución. En su labor de recopiladora e investigadora, recorrió a fines de los años cincuenta distintas comunidades mapuche en el Wallmapu para conocer en mayor profundidad su cultura y cosmovisión. Así dejó para la posterioridad el registro de la conversación con seis cantoras y un cantor, en donde aparecen 39 ül (cantos) interpretados en mapuzungún. Estos registros permanecieron guardados por 60 años en la Universidad de Chile, como una cápsula del tiempo para los arqueólogos del futuro. El hallazgo derivó en una investigación y posterior libro que da cuenta de la relación de Violeta con el Wallmapu. Acá, sus autoras Paula Miranda, Elisa Loncon y Allison Ramay, abordan el profundo impacto que tuvo en ella la cultura mapuche. En este sentido, Miranda señala que «por las fechas de esas grabaciones (1957-58), es probable que esa conexión contribuyese a gatillar en ella su etapa más creativa y experimental, comenzando con ‘El gavilán’, las anticuecas y sus décimas autobiográficas; todas de 1957. Con los años, esos cantos mapuche impactarían en muchas de sus canciones, pero pienso que lo más importante será la función social que cumplirá su canto, el que realiza acciones sobre el mundo: enamorar, conmemorar, festejar, sanar, agradecer». De esta profunda experiencia, Violeta conoció y reconoció una cultura distinta, su hijo Ángel en el libro “Violeta se fue a los cielos”, declara que esta instancia la llevó a entender que «existía otro mundo, otra cultura, otro idioma, otra tradición y que si alguien debía dar a conocer esos cantos rituales, tenía que ser un representante de ese pueblo. No tergiversar, no imitar, ni mentir, mantener la autenticidad». Por eso las cintas fueron guardadas con tanto recelo, aquello habla de su respeto y de su reconocimiento por aquellas culturas no hegemónicas. En palabras de Elisa Loncon: «la experiencia del diálogo intercultural de Violeta Parra, basado en el respeto y el valor del otro, en el aprendizaje de la cultura del otro, en la complementación de los saberes practicados con algunas familias mapuche, nos muestra que es posible superar la tradicional escisión entre la cultura originaria y la europea, para construir un modo de relación de enriquecimiento mutuo; pero, además, esta experiencia enseña el valor de las raíces y el camino para llegar por sí mismo, al corazón y al espíritu primigenio de quienes somos». Así, hoy este legado de Violeta se inscribe en el borrador de la nueva Constitución, afirmando que “Chile es un Estado Plurinacional e Intercultural que reconoce la coexistencia de diversas naciones y pueblos en el marco de la unidad del Estado”. De la democracia y la representación femenina Desde todos sus espacios, Violeta Parra quebró los estereotipos de su época sobre la identidad femenina, mostrándose como sujeto empoderado tanto en lo personal como en lo artístico. En lo primero, desviándose de los roles planteados para las mujeres, quienes tenían que ser exclusivamente esposas, madres y dueñas de casa. En este punto, rompe el paradigma de la mujer sumisa, subordinada a la sombra del marido. Por el contrario, se mueve de forma independiente, tal como lo dicta su naturaleza. En sus décimas ‘Versos por matrimonio’, da cuenta de la separación de su primer esposo y de su empoderamiento: «A los diez años cumplí’os por fin se corta la güincha; tres vueltas daba la cincha al pobre esqueleto mío. Y pa’ salvar el sentí’o volví a tomar la guitarra: con fuerza Violeta Parra, y al hombro con dos chiquillos, se fue para Maitencillo a cortarse las amarras». En lo que guarda relación con lo artístico y musical, no solo varió y creó nuevas formas, uniendo los mundos de la cultura campesina y mapuche, por ejemplo, con el mundo docto, también ocupó espacios que antes fueron negados a las mujeres, poniendo a la figura femenina como protagonista, desde su propio quehacer. La tradición campesina, el canto a lo humano y lo divino era exclusivo de los hombres, por el contrario, las tonadas, cuecas y parabienes eran interpretadas por féminas: mientras a los varones se les permitía improvisar y realizar un canto más “virtuoso”, las mujeres se dedicaban a animar la fiesta. En este contexto, Eleni Stagkouraki, doctora Estudios Culturales Latinoamericanos, señala que «ya se hace obvio cómo Violeta Parra resistió a esta dicotomía, transgrediendo las fronteras musicales impuestas. Mostrando con su propio ejemplo que las mujeres son capaces también de un canto virtuoso y elocuente, realizó un trabajo pionero en dos sentidos; no solo escribió décimas, sino –mucho más importante a nivel simbólico– usó precisamente esta forma creativa considerada masculina para “tejer el relato” de su vida, o sea, escribir su autobiografía». En relación a sus viajes de trabajo, agrega que en aquella época estos eran exclusivamente masculinos y esporádicos en las mujeres. En ese sentido, Violeta quiebra la regla, realizando «una categoría de viaje celosamente reservada al género masculino: la gira». Por otra parte, su presencia en los escenarios no se rigió por cánones estéticos comerciales y de belleza, sino por un profundo compromiso artístico de fondo, por el cual se hizo conocida y con el que generó un ambiente de compenetración con la audiencia. Sumado a todo lo anterior, por medio de su trabajo, puso en valor el rol de las cantoras, el arte de las bordadoras, el quehacer y oficio de tantas mujeres comunes y corrientes, como la lechera y la jardinera, así como también habló desde el profundo sentir femenino como el amor y la maternidad. Su legado en cuanto a la visibilización del sujeto femenino queda plasmado en el borrador de la nueva Constitución, cuando se habla de democracia paritaria, en donde «el Estado reconoce y promueve una sociedad en la que mujeres, hombres, diversidades y disidencias sexogenéricas participen en condiciones de igualdad sustantiva, reconociendo que su representación efectiva en el conjunto del proceso democrático es un principio y condición mínima para el ejercicio pleno y sustantivo de la democracia y la ciudadanía». De la democracia y la representación femenina Desde todos sus espacios, Violeta Parra quebró los estereotipos de su época sobre la identidad femenina, mostrándose como sujeto empoderado tanto en lo personal como en lo artístico. En lo primero, desviándose de los roles planteados para las mujeres, quienes tenían que ser exclusivamente esposas, madres y dueñas de casa. En este punto, rompe el paradigma de la mujer sumisa, subordinada a la sombra del marido. Por el contrario, se mueve de forma independiente, tal como lo dicta su naturaleza. En sus décimas ‘Versos por matrimonio’, da cuenta de la separación de su primer esposo y de su empoderamiento: «A los diez años cumplí’os por fin se corta la güincha; tres vueltas daba la cincha al pobre esqueleto mío. Y pa’ salvar el sentí’o volví a tomar la guitarra: con fuerza Violeta Parra, y al hombro con dos chiquillos, se fue para Maitencillo a cortarse las amarras». En lo que guarda relación con lo artístico y musical, no solo varió y creó nuevas formas, uniendo los mundos de la cultura campesina y mapuche, por ejemplo, con el mundo docto, también ocupó espacios que antes fueron negados a las mujeres, poniendo a la figura femenina como protagonista, desde su propio quehacer. La tradición campesina, el canto a lo humano y lo divino era exclusivo de los hombres, por el contrario, las tonadas, cuecas y parabienes eran interpretadas por féminas: mientras a los varones se les permitía improvisar y realizar un canto más “virtuoso”, las mujeres se dedicaban a animar la fiesta. En este contexto, Eleni Stagkouraki, doctora Estudios Culturales Latinoamericanos, señala que «ya se hace obvio cómo Violeta Parra resistió a esta dicotomía, transgrediendo las fronteras musicales impuestas. Mostrando con su propio ejemplo que las mujeres son capaces también de un canto virtuoso y elocuente, realizó un trabajo pionero en dos sentidos; no solo escribió décimas, sino –mucho más importante a nivel simbólico– usó precisamente esta forma creativa considerada masculina para “tejer el relato” de su vida, o sea, escribir su autobiografía». En relación a sus viajes de trabajo, agrega que en aquella época estos eran exclusivamente masculinos y esporádicos en las mujeres. En ese sentido, Violeta quiebra la regla, realizando «una categoría de viaje celosamente reservada al género masculino: la gira». Por otra parte, su presencia en los escenarios no se rigió por cánones estéticos comerciales y de belleza, sino por un profundo compromiso artístico de fondo, por el cual se hizo conocida y con el que generó un ambiente de compenetración con la audiencia. Sumado a todo lo anterior, por medio de su trabajo, puso en valor el rol de las cantoras, el arte de las bordadoras, el quehacer y oficio de tantas mujeres comunes y corrientes, como la lechera y la jardinera, así como también habló desde el profundo sentir femenino como el amor y la maternidad. Su legado en cuanto a la visibilización del sujeto femenino queda plasmado en el borrador de la nueva Constitución, cuando se habla de democracia paritaria, en donde «el Estado reconoce y promueve una sociedad en la que mujeres, hombres, diversidades y disidencias sexogenéricas participen en condiciones de igualdad sustantiva, reconociendo que su representación efectiva en el conjunto del proceso democrático es un principio y condición mínima para el ejercicio pleno y sustantivo de la democracia y la ciudadanía». Woldasrky además agrega que no solo está presente en el concepto de plurinacionalidad. «Es innegable el valor antropológico, estético y educativo para la lucha por las consignas feministas, para la lucha por el reconocimiento del trabajo de las personas del mundo de las culturas y de las artes, y sobre todo para esta diversidad que compone la Convención Constitucional. A mí en lo particular, su insolencia, su sed de justicia y sobre todo su intención de dejar registro de lo que vivía y lo que hacía, me parece un ejemplo a seguir. Violeta es un tesoro humano y lo será mientras Chile exista, porque aportó en muchísimas de las dimensiones desde las cuales podríamos mirar Chile, si no en todas, creo que en una gran mayoría”. Por su parte Alondra Carrillo, psicóloga, feminista y ex vocera de la Coordinadora 8M, reflexiona acerca del rol fundamental de Violeta Parra para el feminismo chileno: «Violeta es una de aquellas mujeres que vinieron antes y que nos dejaron como legado una obra cargada de radicalidad, exploración y memoria, que reemerge una y otra vez por su capacidad de enunciar de un modo siempre actual nuestras verdades íntimas y rebeldes, la verdad de nuestros dolores, de nuestros amores y de nuestros anhelos, y comparte con el movimiento feminista el ejercicio permanente de poner nuestras vidas en el centro, tanto de nuestras experiencias y productos culturales como de nuestra política. Creo que en la gran diversidad de los recursos artísticos con los que va poco a poco desplegando un lenguaje propio, cargado de singularidad y también de historia, también anticipó los modos en que el arte popular –y callejero en el caso del movimiento feminista y de la revuelta– se convertiría en un lenguaje privilegiado de esa, nuestra política». Para finalizar, Carrillo agrega que «es posible situar a Violeta, junto a otras artistas militantes de nuestra historia, como una de esas figuras que continuamente reemerge en la superficie del movimiento social y popular y es reapropiada, y creo que eso es aún más visible en la revuelta que, sin lugar a dudas, fue también una revuelta feminista, o una donde el feminismo fue revuelta en la revuelta. Una de esas dimensiones es sin duda la impugnación. Violeta impugna a los responsables de la miseria, impugna los símbolos de una patria excluyente, impugna los siglos de violencia colonial e impugna incluso el amor con toda su porquería. Y creo que esa crítica radical, ese impulso destituyente está vivo en el corazón del proceso de construcción que hoy desplegamos». Tags #Violeta Parra #Convención Constitucional #Feminismo #Elisa Loncón Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. Ultimos Contenidos Chile Noticias Sistemas Inestables abrirá el concierto de black midi en Chile Miércoles, 29 de Noviembre de 2023 Chile Noticias Jirafa Ardiendo celebrará los 20 años de ''Persona'' Miércoles, 29 de Noviembre de 2023 Chile Discos Matorral Miércoles, 29 de Noviembre de 2023 Chile Noticias Especial Feria Navideña Vinilo Garage llega a La Vinocracia Miércoles, 29 de Noviembre de 2023 Chile Noticias La Revuelta de Los Tres suma shows en Santiago, Antofagasta y Puerto Montt Martes, 28 de Noviembre de 2023 Chile Noticias ''Resbalando Lento'': Oliva presenta su segundo álbum Martes, 28 de Noviembre de 2023 Chile Discos Sadism Martes, 28 de Noviembre de 2023 Chile Noticias ''Las Últimas Composiciones de Violeta Parra'' vuelve en formato físico Lunes, 27 de Noviembre de 2023