Los Prisioneros: «Corazones», radiografía a un disco inmortal Diversas personalidades del mundo musical hablan sobre el legados de un disco trascendental Sábado, 21 de Mayo de 2022 (Publicado originalmente en revista #Rockaxis203, mayo de 2020) A más de tres décadas de su publicación, revisamos en detalle el cuarto álbum de Los Prisioneros, que puso el candado a los años ochenta y que continúa abriendo puertas culturales, políticas y estéticas. Conversamos con investigadores, productores y músicos sobre los significados y legados de un disco que constituye una de las altas cumbres de la música popular chilena y arquetipo obligado para comprender el pop rock de este lado de la cordillera. Por Cristofer Rodríguez Colaboración: Bastián Fernández «No sé qué pasó ahí, pero estaba inspirado y además estaba trabajando bien». En su célebre serie de autoentrevistas publicadas en YouTube el año 2014, Jorge González no escatima en elogios para su propia obra y las decisiones artísticas que tomó en uno de los momentos más inspirados de su carrera. «’Por amarte’, ‘Amiga mía’, ‘Tren al sur’, rolones hueón, no hay caso, son unos rolones impresionantes». Un disco que entrando a la segunda década del siglo XXI ha sido reconocido por diversos medios de comunicación nacionales e internacionales como un bastión insustituible de la música pop, no puede esperar otro tipo de calificativos de su autor. Pero lo cierto es que esa determinación es posible rastrearla incluso en la coyuntura de su lanzamiento, como afirmaba frente a las preguntas de El Mercurio en 1990: «A mí me parece que es el mejor, es el único que no tiene canciones de relleno». Cuando Los Prisioneros lanzaban “Corazones” en mayo de 1990, no pasaban ni tres meses desde el cambio de mando que puso fin a la dictadura y ya se percibía en Chile un afán modernizador que pretendía dejar atrás los quejumbrosos años 80. No había espacio para la lana y el morral, ni mucho menos para los raros peinados nuevos que colapsaron los charts radiales pocos años antes durante esa verdadera invasión trasandina de pop latino. Las parrillas programáticas habían dejado de tocar rock en español y cedían el espacio a la resaca del hard rock norteamericano, el proto-pop teenager de las boy bands anglos y el complaciente repertorio latino que zigzagueaba entre baladas y ritmos caribeños. La dinámica interna del mítico trío sanmiguelino también se caía a pedazos, con las bulladas historias de dramas, traiciones y tormento que azotaron con violencia la convivencia de la banda, produciendo el primer gran cisma de su biografía con la salida de Claudio Narea, quien afirmó a la prensa «ya no puedo seguir con la farsa». Un momento hostil que no impidió que Jorge, con la autoridad que siempre le dio el buen juicio, entendiera tempranamente que estaba frente a algo grande. Cuéntame una historia original La historia es relativamente conocida. Luego de tres discos con la formación original, Jorge González ingresa a un momento de inspiración como pocas otras veces tuvo en su vida y que, potenciado por problemas emocionales y personales, lo llevó a componer más de 18 canciones. El cuarto álbum de Los Prisioneros daría un giro estético y temático hacia los confines del electropop, el house y el techno que por aquel entonces fascinaban las tardes de melomanía del compositor, pero filtradas bajo una mirada sensible ancladas en el cancionero romántico de Raphael, Camilo Sesto y Salvatore Adamo. Sobre esto, el periodista e investigador Emliano Aguayo reflexiona: «por supuesto que el amor resalta aquí, como en ninguna anterior producción de González. Un amor violento, quizás, donde se cuenta lo que no fue, la desdicha de lo imposible. Ya con “Pateando Piedras”, González pasaba a ser la mejor pluma del rock chileno y con “Corazones” lo reafirma en demasía». Las maquetas (entre las que se encontraban canciones nada de desechables, como ‘Las sierras eléctricas’ o ‘Ella espera’), viajaron con Jorge y su mánager Carlos Fonseca a los estudios Entourage y Mad Dog en Los Ángeles, Estados Unidos, donde los esperaría el joven productor argentino Gustavo Santaolalla. Miguel Tapia –por problemas de visa– y Claudio Narea –que ya conocía las canciones y abandonó el grupo, sin anunciarlo oficialmente todavía– no viajaron. Con el resultado de regreso en Chile y Claudio habiendo renunciado al grupo, el ahora dúo presentaba el primer single, ‘Tren al sur’, una canción sobre soledad, nostalgia y amor. Conceptos que serían el epicentro del álbum y que se expresaron también a través de la fotografía y portada de Vicente Vargas y Alejandro Barruel y los videos promocionales de Cristian Galaz. Un álbum escrito en medio de un sentido momento emocional, cruzado por duelos y temores en el compositor, que no podía llamarse de otra manera que “Corazones”. El proceso de promoción no fue sencillo y, tras incorporar a Cecilia Aguayo y Robert Rodríguez, la banda debió esperar meses para obtener resultados, mientras buena parte de la prensa nacional se dedicaba a exigir un regreso al antiguo sonido de la banda. Pero “Corazones” se impuso lentamente, tanto en Chile como en el extranjero. Sobre esto último, el músico e investigador Cristóbal González, quien vivió el fenómeno desde Venezuela, con 14 años de edad, afirma que «hay que entender que el giro temático y de sonido en el exterior no fue algo tan polémico. El rock en español se entendía como un movimiento dinámico. Los Prisioneros se ponían con su cuarto disco a nivel de sonido de Soda o Fito, y a la altura de su propia importancia y leyenda. Solucionaban la única “pata coja” que tenían en comparación a los discos de sus colegas argentinos». Aguayo apoya la moción, con un veredicto similar que parece innegable frente a los antecedentes: «es un disco de un nivel superior, de esos que envidiábamos a los argentinos. Grabados por productores extranjeros, en Estados Unidos, con músicos de estudio. Por fin podíamos ver, en toda plenitud, cómo era ser un genio comprendido y con todas o gran parte de las regalías para grabar de un rockero nacional». Un disco que el también biógrafo y periodista Julio Osses sintetiza en la siguiente frase: «Es parte del canon de la música en español». En Chile, en cambio, Jorge González debió aclarar en un número importante de oportunidades el por qué del supuesto giro temático y sonoro de la banda, mientras a nivel popular ascendían en el gusto del público, con singles como ‘Estrechez de corazón’, ‘Amiga mía’ y ‘Corazones rojos’. Gira nacional y latinoamericana, una histórica presentación en el Festival de Viña del Mar en 1991, un álbum de estándar internacional que levantó la carrera del productor Gustavo Santaolalla y más de 80 mil copias vendidas solo en Chile, antes de poner fin al primer periplo de la biografía del grupo en octubre de 1991. Probablemente, sin dimensionar en aquel momento el peso que el disco tendría para las siguientes generaciones. “Corazones”, canción por canción La generación de músicos chilenos que según el diario El País de España habitaban el paraíso del pop que constituía Chile, tuvieron en “Corazones” un faro que iluminaba sus pasos y otorgaba protección como un manto histórico en el que buscar refugio e inspiración. Pero la conexión “Corazones”/nuevo pop chileno, además de simplista, no reconoce el enorme legado e influencia que sus canciones han tenido en artistas diversos, cada uno por distintas razones coexistentes en el cuarto disco de Los Prisioneros. Si la estética electropop de ‘Con suavidad’ ilustró el camino a seguir del nuevo pop, el proto rap y las cajas rítmicas de ‘Cuéntame una historia original’ y ‘Corazones rojos’, son tan decidoras en la construcción del rap local como el beat de ‘Tren al sur’ y el desborde de pasión de ‘Estrechez de corazón’ en el rock. Incluso, la tecnología utilizada en el álbum ha sido interpretada por músicos de la talla de “Pollo” González (Santaferia), como un antecedente del sound en que se inspira la Nueva Cumbia Chilena. Sobre las canciones de corazones y los múltiplos universos que en ellas residen, conversamos con algunos músicos de la escena nacional, que van comentando el álbum canción por canción. TREN AL SUR Claudio Valenzuela: Marca una evolución increíble de la ironía más simple de los primeros tres discos a algo más glamoroso y de una producción impecable a cargo de Gustavo Santaolalla. Estoy seguro que ‘Tren al sur’ es uno de los clásicos de la música chilena de todos los tiempos. Representa a Chile de una forma transversal, de sentirse parte del sur del mundo. Carlos Salazar: Cuando escuché ‘Tren al sur’, me trasladé inmediatamente a mi época de niñez. Mi madre me llevo desde los días de nacido hasta los tres años a la ciudad de Talca por trabajo. Después, noté que la forma y estética de esta canción venían marcadas con una historia más intensa y a la vez sofisticada de hacer música en la nueva era de Los Prisioneros. ¡Temazo! AMIGA MÍA Javiera Mena: Es una canción a la que decidí hacer una versión porque me parece genial. Tiene un contenido erótico y pasional muy único, como todo lo que hace Jorge. Es melancólica y pasional a la vez. La instrumentación y producción en general es excelente, como todo lo que me puede gustar. Me marcó profundamente en la música que hago y tengo muchos recuerdos de mi niñez. Es un disco muy crítico también. Muy audaz. Chini.png: Esta canción es sobre el encuentro carnal y de las almas. Que el amor puede mutar de muchas formas en el futuro, pero durante el encuentro entre ambos es la perfecta representación del amor, que combina maldad y pureza. Uno siempre tiene un recuerdo de quien le ha hecho mejor el amor, supongo. Musicalmente, me encantan esos “aaah” del fondo, me recuerdan a los silbidos de "El bueno, el malo y el feo" y me da la sensación un poco jocosa de que la cama se convirtiera en el viejo oeste, esa noción de "este pueblo es demasiado grande para los dos" de los duelos en los westerns. CON SUAVIDAD Natisú: “Corazones” es un disco que me marcó harto. Enganché mucho con ‘Tren al sur’ y ‘Estrechez de corazón’, no así con ‘Con suavidad’, quizás porque tenía una temática muy adulta para una niña de seis años. Pero la he ido redescubriendo últimamente. Me gustan mucho los arreglos y cada vez que la pongo escucho a Javiera Mena, a Alex Anwandter, a Fakuta, algunas cosas de Gepe. Tuvo mucho impacto en términos de sonoridad y producción musical. Noto que hay claramente influencias extranjeras, principalmente británicas y encuentro que es difícil lograr que aun así sea un tema con tanto carácter y tan de Los Prisioneros. Sebastián Lira: Me atrae mucho en lo musical, es súper innovadora y hasta hoy en día marca pauta. Siento que tiene todo lo sonoro muy resulto. Yo suelo quedarme con esta parte de las canciones, pero con esta en particular se me hace difícil obviar su letra, la que es muy erótica, pero al mismo tiempo poética. Creo que puede ser interpretada como una letra muy avasalladora, rupturista y visceral. Incluso, estando en 2020, puede ser políticamente incorrecta para algunas personas. Es perfecta. CORAZONES ROJOS Jimmy Fernández: Dentro del repertorio de Los Prisioneros, este tema es su aporte al rap. Después está el contenido. Decidimos (con La Pozze Latina) hacerle un cover también por eso, ya que sentí que es una canción con letra valiente, que sin problemas toca el tema del machismo de manera directa. En nuestra versión para el álbum “Tributo a Los Prisioneros” de 2000 canta quien fuera nuestra corista, Vanesa Valdez. C-Funk: Es una canción bastante interesante en sí misma, entonces cuando le hicimos el cover para la tele (con Los Tetas), nos pusimos a improvisar sobre ella y salió sola. A pesar de que Jorge González no es tan rapero, la canción es un rap como tal. La elegimos también porque su contenido es bastante fuerte, importantísimo y contingente. Entonces, estilo y letra trasmiten mucho. Nunca fui muy fan de Los Prisioneros, pero ese disco venía con harta cosa musical interesante para mí. Fue muy popular, lo recibí por el aire. CUÉNTAME UNA HISTORIA ORIGINAL Vicente Sanfuentes: En esta canción, Jorge usa los estilos con enorme habilidad, los hace propios y nos presenta un retrato latino, electrónico, dramático e inclusivo tan novedoso, que sigue siendo emulado de una manera u otra hasta el día de hoy. Jorge González no sólo es el campeón del rock chileno, sino que también del funk, disco, postpunk y electrónica. Esta canción es prueba de eso. Sus discos siempre son adelantados a su tiempo. Su olfato y curiosidad me recuerdan a Prince o Damon Albarn. Fernando Milagros: Con ‘Cuéntame una historia original’ siento la genialidad y soltura para relatar un hecho que nos pasa a todas y todos y traspasa edades y geografías. Más allá del sonido, siento que es un acierto en la escritura y forma de plasmarla. Transformando como un alquimista un hecho muy común en un hit épicamente bailable. ESTRECHEZ DE CORAZÓN Angelo Pierattini: Es parte de un disco que genera un quiebre creativo muy importante para la música de Los Prisioneros. Creo que Jorge González es de los pocos artistas en Chile que se atreve a dar giros inesperados y eso nos genera muchísima inspiración. Nosotros (Weichafe) nos sentimos parte de esa ruta, por eso lo tributamos. Además, contiene un color que es muy importante para nuestra música: el desgarro y la pasión en la interpretación tanto instrumental como vocal. Recuerdo escuchar ese disco muchísimo en esa época, lo vacile caleta. Denisse Malebrán: “Corazones” fue un disco trascendental. Recuerdo su salida como una irrupción total; me conectó estéticamente con su propuesta, admirada por su sonido, letras y estética. Sus canciones marcaron el inicio de un pop indestructible. ‘Estrechez de corazón’ es una obra maestra del cancionero popular para mi generación y las que vendrían y puso a Jorge entre los compositores más importantes del siglo. POR AMARTE Claudio Quiñones: Es un llamado de atención, una pausa en el disco, una alerta súper refrescante entre tanto hit. El uso de máquinas, baterías programadas y sintetizadores clásicos de los 80, hacen que esté vestida de sonidos novedosos para una canción de formato tradicional, con una letra de desamor que González, en su tremendo rol de compositor e intérprete, sabe cómo “des-clicherear”. Llena de hooks en los arreglos, esa característica introducción de secuencias de campanitas que quedan en el subconsciente. Es una canción que no tuvo el escenario para ser un hit, teniendo todas las condiciones para serlo. Diego Ridolfi: Es probablemente una de las que más me gusta del álbum. La canción dice cosas muy fuertes, habla sobre el suicidio, errores y de un amor masoquista que te hace mal. También de esos sentimientos que genera el amor, los que no necesariamente son buenos. Jorge González reconoce un amor que casi le costó la vida. Los arreglos tienen un gran nivel, para mí es el disco más importante de la música popular, en cuanto a pop, es increíble en todo: la voz, cómo escribió, todas las canciones son buenas, la pasión, es como con el corazón a fuera. NOCHE EN LA CIUDAD (FIESTA!) Pedropiedra: El verano posterior a que el disco salió, fuimos con un amigo a Chiloé y el único casete que había en el auto era “Corazones”. Mi favorita era ‘Noche en la ciudad’ y el highlight del disco era el rap de cuando terminaba esa canción, con toda la voz de Jorge seca diciendo “no puedo aguantar las ganas de vomitar”. Mi parte favorita. Antes casi todas las letras de Jorge se trataban de desigualdad, este disco era más maduro y de canciones de amor, pero entre medio tiene esta canción que tiene esta letra social, quizás la más ácida, más mordaz, más lúcida de Jorge. Le da un respiro a las canciones de amor. Es una pieza muy importante dentro del álbum. Pablo Stipicic: Esta canción es Jorge González en su máxima expresión: buenas melodías y crítica social certera. Entiendo que trata concretamente de la actitud moralina durante la época de la dictadura y de la noche de toque de queda. Hasta ahí, estamos en primera fase. Pero la tridimensionalidad entra cuando vemos que décadas después el mensaje sigue vigente y aplicable a muchas cosas: la disidencia, lo moralista, el status quo, lo contracultural, incluso el encierro por el coronavirus. Atemporal y casi premonitorio. Como producción, es un despliegue muy pulcro de sintes análogos y máquinas de ritmos clásicas, reverbs bien puestas y mucho carácter en cada elemento. ES DEMASIADO TRISTE Gonzalo Yáñez: Obviamente, es la canción que más se despega de ese disco, nada tiene que ver con el house noventero que identifica el sonido de “Corazones”, de hecho, tiene un momento medio psicodélico onda Beatles/Sgt. Pepper en el medio, como una cajita musical. Pero no está ahí por casualidad, es una forma de decir “todo bien con el sonido de moda, pero también está esta canción buena, ropada de otra forma, pero buena”. Me parece que es un disco que, si bien tiene un sonido tomado como referencia en la actualidad, la gran clave es el nivel de las canciones. Piero Duhart: Siempre he tenido una fijación y gusto por las canciones en 3/4, y recuerdo que al escuchar este disco encontraba lo máximo que terminara con este tema en ritmo de vals, con ese sonido circense, que transmitía dramatismo y locura y que siendo bien chico en esa época había algo en ella que me hacía escucharla una y otra vez. La letra tan desgarradora y sufrida (como me gustan), el desamor en toda su expresión. “Es el maldito amor, le gusta reírse, reírse en mi cara” es la coda perfecta para cerrar un disco perfecto. Tags #Los Prisioneros,Jorge González,Miguel Tapia,Cecilia Aguayo,Corazones Please enable JavaScript to view the comments powered by Disqus. 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